La gestión de la Casa Común
Boletín 122 - 2022
Contenido
Editorial
Dom J.-P. Longeat, osb, Presidente de la AIM
Lectio divina
Salmo 18A
Madre Nirmala Narikunnel, osb
Perspectivas
• Intervención en el Consejo de la AIM
Dom Gregory Polan, Abad Primado
• Una nueva etapa para la vida monástica
Dom Mauro-Giuseppe Lepori, ocist
Apertura al mundo
Comprendiendo el Antropoceno
M. Bernard Lucet
Testimonios
• Francia : los monasterios ecologistas
Hermana Nathanaëlle Lefoulon, osb
• Celebrar la creación de Dios plantando árboles
Las hermanas benedictinas misioneras de Tutzing
Economía y vida monastica
• Los monasterios como centros de una economía alternativa y sustentable
M. Benoît-Joseph Pons
• El administrador según la Regla de San Benito
Conferencia realizada en la reunión de MAC por Dom Simon Madeko osb
Liturgia
Monacato cisterciense del rito Ge'ez
Dom Négusse Woldai, ocist
Grandes figuras de la vida monastica
Viktor Josef Dammertz, osb
P. Cyrill Schäffer, osb
Noticias
• La Fundación Benedictus
Dom Jean-Pierre Longeat, osb
• La évolució de las congregaciones benedictinos, desde un punto de vista femenino
Madre Franziska Lukas, osb
• Conclusión del informe sobre la evolución de la Confederacion benedictina después de 140 años
Thomas Piazza, et P. Geraldo González y Lima, osb
• La DIM
P. William Skudlarek, osb
Editorial
Este nuevo número del Boletín AIM es en cierto modo continuación del anterior. Ofrece una mirada concreta sobre la gestión de la Casa Común según los principios de Laudato si' y Fratelli tutti.
Nos complace comenzar este número con una lectio divina de la Madre Nirmala Narikunnel, Abadesa de Shanti Nilayam, India, sobre el Salmo 8: “Los cielos proclaman la gloria de Dios”. Una reflexión sobre la situación de la nueva era iniciada a mediados del siglo XX y que se denomina cada vez más la era del Antropoceno; una mirada a la propuesta de una economía alternativa sobre la que se puedan asentar los monasterios; una revisión del papel del mayordomo en el monasterio y en su entorno, en sinergia con el abad, para ejercer la responsabilidad de una marcha sana a propósito de lo que dice la Regla, teniendo en cuenta el panorama mundial actual.
Completan este número otras intervenciones o apartados. Presentamos las palabras del Abad Primado Padre Gregory Polan, en al inicio de nuestro Consejo en octubre de 2021, las del Abad General de los Cistercienses (OCist) y las de la Madre Franziska Lukas, Abadesa de Dinklage, sobre la experiencia de establecer la Congregación benedictina europea según el documento romano Cor Orans.
El Padre Prior de Asmara, Eritrea, nos presenta algunos aspectos de la liturgia etíope; junto a una serie de noticias monásticas.
Avancemos juntos, resueltamente, para contribuir al surgimiento de un mundo nuevo.
Dom Jean-Pierre Longeat, OSB
Presidente de la AIM
Articulos
Ecología y vida monástica
1
Dom Jean-Pierre Longeat, OSB
Presidente de la AIM
Ecología y vida monástica
Literalmente, ecología, según el origen griego de esta palabra (oikos-logos), es el discurso sobre la vida interior de una casa, en este caso, el espacio y el tiempo en el que viven los seres humanos.
Este discurso debe conducir a acciones: literalmente, estas se agrupan bajo el término economía; en efecto, según el origen griego de la palabra (oikos-nomos), la economía es el conjunto de “leyes” que nos damos para vivir juntos en este espacio y en este tiempo. Es una pena que este término se haya reducido hoy únicamente a uso financiero. Sin embargo, concierne a todos los elementos de la vida personal, social e incluso espiritual. Existe una forma económica de convivencia y, a nivel personal, una sana ecología. Es el estado de ánimo en están que los monjes.
Según la Regla de San Benito, su prioridad económica es la escucha de Dios y del prójimo para el intercambio libre de una palabra útil que cale profundamente. Por eso los monjes favorecen el silencio tanto como sea posible, para que las palabras compartidas tengan su verdadero peso. Se podría decir que la escucha esencial, tanto de uno mismo como de los demás y de esa Voz misteriosa que nos precede, que llamamos Dios, es la base de toda economía ecológica. El revoltijo de palabras está ciertamente en el origen de la primera crisis económica de la vida humana. El habla es un bien recibido y puesto a disposición de todos. Requiere una gran depuración para poder percibirse en toda su riqueza.
Por tanto, todo en el monasterio está organizado según esta ecología humana, tanto para la vida personal como para la vida comunitaria. A lo largo del día, los monjes están atentos al bien supremo de la Palabra que viene de lo Alto. Se reúnen siete veces al día para la oración. Regresan a la presencia de la fuente activa a la que quieren conectarse en primer lugar, y responden cantando, tanto para expresar la alabanza del don de la creación y de la vida como para lanzar el grito de angustia, de una humanidad a menudo probada en el camino a este mundo.
Disponen sus espacios para que cada detalle tenga su valor. La Regla de San Benito requiere que el ecónomo del monasterio se preocupe de que todos los objetos y bienes del monasterio sean tratados con el mismo cuidado que los vasos sagrados del altar.
Espacios verdes, granjas, huertos, bosques o terrenos agrícolas: todo en el monasterio se convierte en lugares de contemplación. Muchos monasterios hoy en día se preocupan por preservar el espacio con las reglas básicas sobre las que el movimiento ecológico nos despierta el interés.
En una economía sana también se experimenta la relación con el tiempo compartido, aunque hoy, la institución monástica, al menos en Occidente, está presionada por los mismos imperativos de productividad que la sociedad ambiente. Sin embargo, el equilibrio que se debe vivir entre la oración, el trabajo y la vida fraterna gratuita, sigue siendo la regla principal que debe ser resguardada a toda costa en pos de una buena economía social. Para ello, los monasterios cuentan con el potencial de la extraordinaria red de solidaridad constituida por las numerosas comunidades repartidas por los cinco continentes. Se podría decir de la vida monástica que desarrolla el ideal ecológico de la globalización fraterna.
La comida es también un lugar económico y ecológico importante para los monjes. Comer, para ellos, implica siempre el reconocimiento de un don recibido y compartido. Comer sobriamente sin excesos ni desperdiciar nada, es una regla en la que insiste san Benito. Los platos deben ser suficientes, sanos y equilibrados para permitir un crecimiento apropiado y la realización del resto de las actividades. Si hay un símbolo de equilibrio en la vida es el del consumo, y en particular la alimentación. Las comunidades monásticas realmente tratan de hacer una buena reflexión sobre este tema, incluso cuando se ven obligadas a recurrir a servicios externos.
Las comodidades de la vida ordinaria se limitan a lo necesario. Cada uno recibe lo que realmente necesita. Todo se pone en común para una economía solidaria. La unión de los recursos de una comunidad permite menos gastos y una mayor inversión en el desarrollo de proyectos de lo que podría imaginar un individuo o una familia aislada.
Al acoger huéspedes para estadías de silencio o retiro, los centros monásticos son en el seno de nuestras sociedades como oasis, donde podemos intentar respirar mejor, compartir mejor, poseer menos, para ser más uno mismo en relación con los demás.
Sorprende, en la regla de san Benito, señalar que el capítulo más ecológico es el relativo al mayordomo del monasterio:
"Para mayordomo del monasterio, se elegirá de entre la comunidad uno que sea sensato, de buenas costumbres, sobrio, de no mucho comer, ni altivo, ni perturbador, ni injusto, ni torpe, ni derrochador, sino temeroso de Dios, que sea como un padre para toda la comunidad.
“Cumplirá lo mandado. No contristará a los hermanos; si por ventura algún hermano le pide una cosa poco razonable, no le contriste despreciándole, sino que, dándole razón de ello con humildad, la niegue a quien se la pide indebidamente”. Tenga cuidado de su propia alma, […]
Se preocupará con toda solicitud de los enfermos, de los niños, de los huéspedes y de los pobres. […]
Considerará todos los objetos y bienes del monasterio como si fuesen vasos sagrados del altar, nada tenga por despreciable. No se de a la avaricia, ni sea pródigo y dilapidador del patrimonio del monasterio, antes bien, hágalo todo con discreción y conforme a lo que mande al abad” (RB 31).
Por supuesto, la vida del monasterio no descansa en el mayordomo, pero su ejemplo, como el de todos, puede animar a la comunidad a tomar acertadas decisiones para un siempre actualizado testimonio ecológico.
El cielo y la tierra proclaman la gloria de Dios
2
Lectio divina
Mère Nirmala Narikunnel, osb
Abbesse de Shanti Nilayam (Inde)
El cielo y la tierra proclaman la gloria de Dios (Ps 18A)
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Podríamos comparar al salmista con un pastor cuidando su rebaño y admirando la creación de Dios. Sin el conocimiento científico ni tecnológico que estaban por venir, podía maravillarse ante la creación y cantar este hermoso salmo.
Por su Palabra poderosa, Dios creó y organizó todo el universo, y sus planes son irreversibles. En el salmo se manifiestan la gloria, la magnificencia, el esplendor de Dios. Dios es el creador de los cielos y del sol que ilumina el mundo. Los cuerpos celestes y la sucesión regular del día y la noche manifiestan la gloria de Dios y transmiten su mensaje, llamándonos en silencio a alabar a Dios. Para nuestro bien, Dios ha dispuesto maravillosamente el universo y todo lo que hay en él. El cielo y la tierra manifiestan su gloria. Proclaman en elocuente silencio las perfecciones de Dios por el mundo creado. El salmista medita sobre el silencio perfecto de la naturaleza. Es solo en el silencio que podemos disfrutar de las maravillas de la naturaleza. Como el profeta Elías, encontraremos al Creador en una brisa ligera. La creación nos habla de la gloria de Dios sin palabras ni voz. Sigue perfectamente la ley de la naturaleza. El sol no dejará de salir o de ponerse porque Dios Creador ha puesto orden en la creación, y sigue perfectamente el orden que no cambiará, a menos que Él quiera.
San Benito dedica un capítulo entero de la Santa Regla al silencio. Solo en el silencio podemos encontrar a Dios y a nuestros semejantes. Cuanto más penetra el espíritu del Hombre en el mundo que lo rodea, más nos asombra este testimonio por su grandeza y su gloria. Dios maravilloso de un mundo maravilloso que merece gran honor y gloria. La gloria de Dios representa su manifestación y comunicación, suscitando una respuesta de alabanza. En numerosos salmos, el salmista invitará a toda la creación a celebrar la grandeza del Creador, el Salmo 148 es ejemplo de esto.
La noche es la ausencia de la luz del sol. Noche y día cantan la gloria de Dios. El día proclama el esplendor de Dios, y la noche su carácter oculto y su misterio. Ni el día ni la noche pueden hablar como los seres humanos, a pesar de ello, transmiten su mensaje como “sacramentos” del poder y de la majestad de Dios. Su elocuencia es silenciosa. La alabanza que se rinde a Dios día y noche cubre toda la tierra; se entiende universalmente.
Es poéticamente concebido como ocultándose en una tienda en el cielo del oriente antes de que aparezca al amanecer, y se lo compara con un esposo vestido con espléndidos vestidos por a la fuerza de su calor y de su luz, con un héroe militar.
El salmista quedó muy impresionado por el cielo, la secuencia ininterrumpida de días y noches, por el amanecer y el atardecer. Compuso un poema y lo cantó en presencia de los fieles. El mundo de la creación es un reflejo de Dios en un espejo, y todos los que tienen fe como el salmista, podrán ver el reflejo de Dios en el mundo natural. La extraordinaria grandeza y el poder de Dios resplandecen en el santuario celestial, la inmensidad de los cielos y en toda la tierra.
"Orgullo de las alturas es el firmamento límpido, espectáculo celeste en una visión espléndida. El sol cuando despunta proclama: “¡Qué admirable es la obra del Altísimo!”. Al mediodía reseca la tierra, ¿quién puede resistir su calor? Para los trabajos de forja se atiza el horno: pero tres veces más el sol que abrasa las montañas; despide vapores ardientes, ciega los ojos con el resplandor de sus rayos. Grande es el Señor que lo ha credo, y cuya palabra dirige su rápida carrera" (Eclesiástico 43).
“Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas. Especialmente el hermano Sol, que es el día y por quien nos alumbras; es hermoso y radiante con gran esplendor, y se parece a ti, Altísimo” (San Francisco de Asís).
Dios creó el cielo y la tierra, y la corona de la creación es el Hombre. El Hombre es un poco menos que Dios (Sal 8). El salmista, un hombre común con una vívida imaginación y un profundo sentido del asombro, proclama la majestad y el poder del Creador. Pero el Hombre ha estropeado la belleza de la creación por el pecado. Cristo, como la luz del sol, vino a disipar las tinieblas de este mundo. El Creador del vasto y maravilloso universo es tan grande y poderoso, pero se preocupa por los seres humanos.
Cuando el Hombre abusa o trata mal a la creación, la naturaleza reacciona. Recientemente nuestro monasterio y los alrededores se inundaron, y el motivo fue que algunas personas arrojaron desechos al desagüe, que se bloqueó con la lluvia incesante, dañando la mayor parte de nuestra granja y la mayoría de nuestros cultivos por la contaminación del agua potable. Sufrimos grandes pérdidas. No pudimos hacer nada hasta que el agua lentamente retrocedió, y eso tomó más de una semana. Cuando la naturaleza reacciona, no podemos hacer otra cosa que confiar en el Dios trascendente presente en la creación.
Mientras rezamos este salmo, nos sorprendemos de la maravilla de la creación: ¡con qué sabiduría y con qué amor Dios ha planeado y organizado todo! Damos gracias a Dios, el soberano del universo, todo sabio y todopoderoso, por crear todo tan bueno y hermoso. Toda alabanza y toda gloria a Dios por su infinita sabiduría, poder, belleza, creatividad y amor. Alabamos a Dios en nombre de toda la creación. Alabar y glorificar al Creador y Sustentador del universo es el objetivo final de todas las criaturas y seres humanos. Señor Dios, te alabamos en nombre de toda la creación. La belleza y bondad de todo lo que has creado, y el sistema y orden perfecto en la naturaleza manifiestan tu sabiduría y amor. Todo lo que has hecho es maravilloso. Acepta las alabanzas y la adoración que te ofrecemos, y haz que todos los seres humanos puedan reconocer la bondad y la sabiduría que están activas en la creación, y alabarte de todo corazón.
La Confederatión benedictina
3
Perspectives
Dom Gregory Polan, OSB
Abad Primado
La Confederación benedictina
Con motivo de la reunión del Consejo de la AIM en Dinklage (Alemania)en octubre de 2021, el Abad Primado compartió con nosotros algunas noticias e inquietudes.
Es maravillosa esta oportunidad de estar finalmente juntos nuevamente, escuchar sobre el buen trabajo que se ha realizado a través de AIM y tener la libertad de una reunión presencial aquí en la Abadía de Dinklage. Cuando tuvimos nuestra reunión del Sínodo de Abades Presidentes a principios de septiembre, hubo un espíritu de auténtica alegría fraterna por poder estar nuevamente juntos, escuchar las situaciones en nuestras diversas Congregaciones y mirar hacia el futuro. Me gustaría compartir hoy con ustedes seis diferentes puntos que surgen de mi actual trabajo para la Confederación y algunas cosas que ocurren dentro de la Confederación.
En primer lugar, me gustaría compartir algunas reflexiones con respecto a la pandemia. Fue un momento difícil para todas nuestras comunidades monásticas. Para algunos fue la enfermedad y la eventual muerte, y para otros fue establecer un nuevo ritmo de vida durante este tiempo difícil e incierto. Para nosotros en San Anselmo, ha sido un tiempo de convivencia con 123 miembros el año pasado y 93 residentes este año. Mantener a todos a salvo y con buena salud fue un verdadero desafío. Por lo que escuché en la Confederación, este periodo fue para las comunidades, una oportunidad de profundizar la experiencia de la lectio divina, tanto personal como comunitariamente. Además de esto, varias comunidades comentaron su experiencia de compartir la fe acompañada de la profundización de los lazos fraternos.
Dentro de las comunidades se ha profundizado un sentido de la oración, y también ha sido un tiempo de reflexión para los monjes, las monjas y hermanas de quienes he recibido cartas. La transmisión en vivo de sus liturgias ha sido una valiosa forma de mantenerse conectado con aquellos que son sus Oblatos y amigos. Varias comunidades han comentado sobre el impacto que ha tenido el silencio durante este período de la pandemia.
En segundo lugar, durante este año hemos visto el desarrollo de varios programas de formación monástica en diferentes idiomas, a menudo provenientes de nuestro Instituto Monástico aquí en San Anselmo. Todos sabemos que la formación de nuevos miembros en nuestras comunidades es uno de los esfuerzos más importantes, en el que estamos muy involucrados. Es maravilloso saber que durante este período en el que en términos de viajes hemos estado restringidos, hemos dedicado mucho tiempo a desarrollar estos programas de capacitación. Esto es algo que espero podamos continuar en el futuro.
En tercer lugar, como las restricciones vinculadas a la pandemia se han suavizado levemente, han vuelto a ser posibles los viajes, permitiéndome participar en varias iniciativas: predicando retiros, asistiendo a reuniones de nuestras fundaciones, participando en jubileos y celebraciones monásticas, y también encuentros con comunidades que desean ser orientadas y alentadas.
En cuarto lugar, uno de los proyectos que en San Anselmo ha ocupado nuestro tiempo y energía ha sido la renovación de un piso de nuestras instalaciones para huéspedes, nuestra hospedería. Después de algunas consultas, decidimos que renovaríamos solo uno de los pisos y daríamos una capa de pintura al otro. Esto debido a tenemos una diversidad de grupos de estudiantes que podrán usar estas instalaciones en forma eficiente. Por ejemplo, tenemos un “Programa de estudios en el extranjero” con St. Vincent College en los Estados Unidos, el Programa de Formadores Monásticos y diferentes grupos de peregrinación de nuestros monasterios. Están muy contentos con un alojamiento sencillo y a un menor costo. Las renovadas habitaciones de la hospedería serán sin duda un avance en nuestra hospitalidad.
En quinto lugar, tuve la oportunidad de tener dos visitas serias a la Congregación para la Vida Consagrada. La primera se relaciona con el hecho de que en los últimos dos años hemos tenido cuatro Visitas Apostólicas a los monasterios. Ha sido lamentable que el delegado en dos de estas circunstancias no hayan sido monjes. En una visita se puso a un carmelita para la Visita Apostólica, y en la segunda a un arzobispo jubilado. En ambos casos, no han entendido muchas de las características distintivas de la vida, la tradición y la espiritualidad benedictina. Pedí a la Congregación que cuando surja el tema de una Visita Apostólica, se relacionen conmigo y con el Abad Presidente para poder encontrar a alguien adecuado para intervenir en estas situaciones. Una segunda discusión importante se refirió a una audiencia que siete Superiores Mayores tuvieron con el Papa Francisco. El asunto que se le planteó fue el tema de un “privilegio papal” que permitiría a un miembro no clerical ser colocado como superior de una comunidad. El Santo Padre estuvo muy atento y receptivo a nuestra petición. Dijo que lo apoyaría, pero que la decisión al final quedaba en manos de la Congregación para la Vida Consagrada.
Finalmente aprovecho esta ocasión para expresar mis sentimientos y creencias personales de que, aunque ha disminuido el número de personas que llegan a nuestra vida monástica, creo que hay una gran razón para la esperanza. La esperanza es una virtud importante, porque nos llama a creer en algo con la convicción de un futuro mejor, aunque sea difícil ver más allá del horizonte inmediato. Si miramos la historia de la vida monástica, vemos que hay momentos en que diferentes movimientos y guerras han tenido impacto en la cantidad de personas que ingresan a las comunidades monásticas. Hay épocas de ascenso y épocas de descenso. Nuestra historia de 1500 años nos muestra que, incluso en los peores tiempos, ha habido un resurgimiento que nos da motivos para tener esperanza en el futuro. Creo que también es importante poder ver que, durante este tiempo de pandemia, las comunidades monásticas de todo el mundo realmente se han unido en sus esfuerzos por trabajar juntas en paz y armonía, y también por estar al servicio de los demás. Estos son elementos importantes que distinguen nuestra vida monástica y nos dan razones para creer que la tradición benedictina continuará en el futuro por muchos años más.
Ahora quisiera preguntar si hay algún pensamiento, comentario o pregunta que le gustaría presentarme con respecto a la información que he compartido, o algo relacionado con algún tema de la Confederación.
Una nueva etapa para la vida monástica
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Perspectives
Dom Mauro-Giuseppe Lepori, OCist
Abad General de la Orden del Císter
Una nueva etapa para la vida monástica
Las estadísticas relativas a la Orden Cisterciense siguen descendiendo, aunque en Vietnam, África y algunos monasterios particulares de Europa, las cifras se ven alentadoras.
Por poner un ejemplo muy reciente: visité con la Abadesa Presidenta de la Congregación de Castilla, ocho comunidades de monjas en España. En dos semanas tuvimos la elección de una nueva abadesa india, la decisión de cerrar dos monasterios con el traslado de las hermanas al monasterio "asistencial" de Madrid, decidimos afiliar otros dos monasterios, y nombramos una priora administradora en otro. Descrito así, podría parecer una lista un poco trágica, excepto por la abadesa india, sin embargo, la forma en que sucedió todo nos ha llenado de gratitud y, en última instancia, de esperanza. No esperanzas en plural, sino esperanza. Ver comunidades que aceptan su muerte con serenidad, sabiendo que son acompañadas y queridas, nos llena de esperanza, aunque sólo sea por el abundante fruto que las semillas caídas en buena tierra podrán dar. ¿Donde? ¿Cuándo? Solo Dios lo sabe.
Hace un mes tuvimos una reunión informal del Sínodo de la Orden para relanzar la preparación del Capítulo General aplazado a octubre de 2022. Aparte de dos abades de Vietnam y uno de Canadá, pudieron participar en esta reunión unos 20 miembros: fue una reunión muy buena y necesaria. Reelaboramos los temas principales que queremos tratar en el próximo Capítulo General: abuso de poder y visitas regulares; formación; la estructura de gobierno de la Orden; fundaciones y reducción del número de monasterios.
Comparto con ustedes algunos puntos de mi reflexión introductoria que pueden ser de su interés. Di como título de mi introducción: “Redescubrir un equilibrio monástico para recomenzar un camino de comunión sinodal”.
Dije que no era suficiente pensar en cómo hacer un Capítulo General a pesar de la crisis del coronavirus. Creo que esta crisis nos recuerda sobre todo que debemos pensar el Capítulo General y la Orden con un mayor sentido de responsabilidad, o más bien de una manera más "dramática" y más madura: que nuestra unión en la Orden y nuestros encuentros se viven en cada congregación, en cada comunidad como en toda la humanidad, con responsabilidad en relación con nuestro tiempo.
La crisis del COVID nos paralizó. Muchas personas y comunidades comenzaron a trabajar en sí mismas, favorecidas por el hecho de que prácticamente todas las demás actividades se detuvieron. Pudimos concentrarnos en lo esencial de nuestra vocación: la oración, la escucha de la Palabra de Dios, la vida fraterna en comunidad. Paradójicamente, esta concentración en lo esencial fue más fácil para las comunidades con muchas actividades externas, porque el confinamiento supuso para ellas, al menos durante unos meses, un cambio radical en clara contraposición con la vida anterior. Por lo tanto, se vivió como un “signo de contradicción” que marcaba profundamente la vida individual y comunitaria. En comunidades de estilo más "contemplativo", el contraste no fue tan evidente y quizás por eso menos desafiante. Pero es difícil juzgar, cada comunidad ha vivido a su manera este momento tan particular.
Cuando se reanudaron la vida y las actividades, con las restricciones que aún son necesarias, fue para todos comprender cómo empezar de nuevo, cómo retomar el rumbo. Y esto no es fácil porque sentimos un cierto cansancio, nos ha costado retomar actividades, abrir nuestras casas, nuestras iglesias, nuestras hospederías. Me pregunté: ¿de dónde viene este dolor? ¿Por qué sentimos que nos hemos sentido más cansados e incluso más viejos? Quizás simplemente porque el calvario de la pandemia nos ha obligado a afrontar nuestra verdadera fragilidad. Antes, muchas comunidades, asumían grandes actividades y compromisos no sólo en el campo del trabajo sino también en el de la celebración litúrgica. Pensábamos que teníamos la fuerza simplemente porque estas actividades siempre las habíamos asumido desde que éramos jóvenes y numerosos.
Avanzamos como locomotoras, arrastrando todo, sin darnos cuenta de que nunca nos habíamos detenido a recalcular lo que realmente nos permiten nuestras fuerzas, a replantearnos si el horario y la forma de celebrar el Oficio y de gestionar nuestras actividades seguía siendo soportable para lo que realmente somos. Sobre todo, nunca nos hemos detenido a reflexionar si en todas nuestras actividades sigue existiendo un equilibrio armonioso que nos permita vivir con alegría lo que todo monasterio debe ser: una “escuela del servicio divino” (RB Prol. 45).
En muchos monasterios, hemos reducido o recortado ciertas cosas, pero no hemos tenido cuidado de mantener el equilibrio entre lo que mantuvimos y lo que dejamos de lado. Como resultado, nos hemos hecho cargo de algunas partes de nuestra vida, mientras que otras han desaparecido de la escena. En algunas comunidades la oración ha sufrido en favor del trabajo. O la vida fraterna, por ejemplo, renunciando a los momentos de recreo o de diálogo. En otras comunidades que podían permitírselo, el trabajo se fue delegando cada vez más en personas asalariadas externas. En la mayoría de las comunidades, ha desaparecido la poca lectio divina que aún se cultivaba, al menos en teoría. Para no hablar de la formación permanente. Podría dar mil ejemplos, diferentes para cada comunidad.
Pero lo que quizás sea válido para todos, es que desde hace ya demasiado tiempo nos hemos acostumbrado a vivir una vocación monástica poco armoniosa, poco equilibrada, incapaz de proporcionar un equilibrio humano a nuestras vidas. Nos hemos olvidado de cultivar el extraordinario equilibrio humano, físico, psíquico y espiritual que nos ofrecería la Regla de San Benito si la siguiéramos, no formalmente, sino como la siguieron nuestros padres y madres: como una escuela para "el hombre que quiere la vida y desea ver días felices» (cf. Prol. 15; Sal 33, 13) los encuentre, en un camino de fraternidad filial y de oración que le haga preferir a Cristo sobre todo y en todo. En esta escuela, donde sólo progresa quien nunca deja de ser discípulo, escuchando atentamente con "el oído de su corazón" (Pról. 1), en que cada elemento de la vida debe contribuir al equilibrio de la persona y de la comunidad: la oración, la fraternidad, el trabajo, el descanso, la obediencia, la escucha, el silencio, la palabra, la pobreza, etc. No debemos dejar nada de lado si queremos que nuestra vida siga siendo una sinfonía. Cuando la fragilidad, la pequeñez, la enfermedad, etc. nos exigen adaptarnos, a menudo lo hacemos de manera desequilibrada, cortando pedazos enteros de nuestra vida y de nuestra vocación en lugar de buscar un nuevo equilibrio entre todas las partes. ¡Este es el problema de muchas comunidades! Es sorprendente que a menudo encontremos este desequilibrio también en comunidades grandes y jóvenes.
Me doy cuenta, en efecto, de que llevamos años descuidando, tanto en comunidades fuertes como en las frágiles, este cuidado en la mantención del equilibrio benedictino, la famosa “discretio” benedictina. Y, aunque a menudo lo recordamos, especialmente durante las visitas regulares, no siempre estamos dispuestos a corregir este problema, como si no comprendiéramos lo que significa equilibrar vida y vocación. Cada comunidad, y muchas veces el superior o un miembro en particular -sobre todo cuando es responsable de la administración o de otra área- cree que debe resistir y mantener los ritmos y acentos establecidos "desde tiempos inmemoriales", o mantener ciertas áreas absolutas, mientras se abandonan otros considerados menos esenciales.
El error es creer que lo que salva nuestra vida monástica es un ámbito particular, un trabajo particular, un gesto particular, y no el equilibrio entre todos ellos. Muchas veces no hemos estado conscientes de que lo que hace a una comunidad atractiva y significativa para las personas no es solo la liturgia, o solo nuestro trabajo o forma de trabajar, o solo nuestra vida fraterna, o nuestro silencio, o solo nuestra acogida, etc. sino precisamente el equilibrio armonioso con el que la preferencia de Cristo nos permite vivir todo con orden y mesura, con belleza y paz, en la sencillez, poniendo cada cosa en su lugar.
El período de confinamiento y todas las restricciones de estos años nos han puesto un poco contra la pared. La crisis mundial del COVID-19 nos plantea, monjes y monjas, algunas preguntas apremiantes: ¿Qué hemos hecho con nuestra vocación? ¿Qué hemos hecho con la Regla de San Benito, con la Carta caritatis de los primeros cistercienses, con la espiritualidad integral de nuestros padres y madres en la vida monástica? ¿Por qué necesitábamos una crisis global para recordar lo que san Benito viene iluminando durante quince siglos, para darnos cuenta una vez más de que nos está llamando a un equilibrio de vida cristiana, que puede ser verdaderamente una " nueva humanidad del Evangelio" para todos nuestros hermanos y hermanas en este mundo?
Es importante no dejar pasar este desafío – que por otra parte, está muy presente en el magisterio del papa Francisco, por ejemplo, en Evangelii gaudium, Laudato Si' y Fratelli tutti, para iniciar desde ya en nuestros monasterios, una buena conversión de vida, ayudándonos unos a otros en este esfuerzo en favor de un nuevo equilibrio en nuestra vida, sin miedo a aceptar mayor pobreza, más sencillez y por tanto mayor humildad.
Durante este mismo Sínodo profundicé, a la luz de lo que acabo de decir, en el tema de una mayor solidaridad entre los monasterios de diferentes culturas, no sólo económicamente sino sobre todo en la formación. También recordamos el tema de la sinodalidad, de la genuina escucha mutua en las comunidades, entre superiores, comunidades y congregaciones. Participar en el camino sinodal de toda la Iglesia, como nos llama el Papa, nos ayudará a profundizar en nuestro carisma, ofreciendo nuestra experiencia a toda la Iglesia, por ejemplo, nuestra experiencia de sinodalidad entre monjas y monjes.
Entendio el Antropoceno
5
Apertura al mundo
Extracto de una conferencia de M Bernard Lucet
Impartida en la Abadía de Ligugé (Francia) en febrero de 2020
Entendio el Antropoceno[1]
Cuando el hombre haya talado el último árbol
Contaminado la última gota de agua
Matado el último animal y pescado el último pez
entonces se dará cuenta de la verdad
que el dinero no es comestible.
(Proverbio amerindio)
La habitabilidad de nuestro único espacio habitable está amenazada, es algo tan vital que debería haber golpeado a la humanidad donde realmente le duele. Descifrar y profundizar sobre la situación real, gracias a las explicaciones proporcionadas por los científicos, es la única forma de incorporar en sí mismo este tema vital. Se trata de salir del mundo de las conjeturas convenientes, de negación, de fantasía, de distracción.
Efecto invernadero
La consecuencia del efecto invernadero es necesaria, gracias a ellos la temperatura media de la tierra es de +15 grados C; sin ella sería de -18 grados y la vida sería imposible. La radiación solar llega reflejada en parte por las nubes, los glaciares, la nieve; la energía solar se convierte en calor que a su vez se esparce en forma de infrarrojos; ciertos gases en la atmósfera bloquean el infrarrojo que por lo tanto permanece en la capa inferior o troposfera. Cuantos más gases de efecto invernadero (GEI) haya, más energía se acumula y más aumenta la temperatura. La energía adicional de nuestras emisiones casi en su totalidad se acumula en los océanos, un poco en la tierra y solo el 1% en la atmósfera.
La biósfera se está calentando (actualmente +2,7% anual). Tal aceleración es diez veces mayor que los aumentos más rápidos del planeta en el pasado en más de un millón de años, y está afectando a los ecosistemas biológicos y geofísicos. De hecho, durante los últimos ochocientos mil años, la tasa de CO2 había variado poco. La presión sobre los ecosistemas marinos y terrestres, desgraciadamente, está alterando la capacidad de las reservas de carbono, destruyendo lo que podría ayudarnos a frenar el aumento del calor.
Reducir las emisiones pasa principalmente por la reducción del uso de energía fósil, que está lejos de estar en la agenda. Entonces ¿qué es lo que hay que hacer?
Son muchos quienes piensan que sería posible prescindir de la energía fósil y de la energía nuclear, con la condición de obtener logros muy sustanciales a través de la reducción del consumo y de la eficiencia energética de nuestros dispositivos y máquinas. Quizá en Occidente podamos lograr esto reduciendo radicalmente nuestro consumo y nuestros usos, es decir, dando la espalda al desarrollo. Pero hay muchos países que necesitan este desarrollo para ayudar a sus poblaciones a salir de la pobreza, a educarse, a cuidarse, a alimentarse; ¿Por qué estas poblaciones no podrían tener acceso a una vida más cómoda, incluso alejados de nuestros estándares occidentales?
Es porque a escala mundial la energía no disminuiría significativamente, y mucho menos porque hará falta mucha para ayudar al mundo a adaptarse a las perturbaciones de todo tipo que los episodios climáticos extremos provocarán aquí y allá. ¡Pensemos por ejemplo en las inmensas obras necesarias, para proteger a las ciudades expuestas al aumento del nivel del agua! Las necesidades globales de equidad y adaptación a las consecuencias del calentamiento requerirán una gran cantidad de energía, todo lo contrario de la disminución radical de las necesidades energéticas que se requerirían por la dependencia de las energías renovables (intermitencia de la solar y eólica, entre otras).
Debemos reconocer que una de las principales causas de las emisiones de GEI, los combustibles fósiles, siguen siendo insustituibles. Prescindir del petróleo será tanto más difícil cuanto que se trata de una energía práctica y altamente concentrada. Nuestro estilo de vida se lo debemos a los combustibles fósiles potentes y económicos que alimentan nuestra maquinaria. ¡Basta con mirar el potencial de trabajo de un tractor agrícola con un solo tanque lleno de diesel y la enorme cantidad de trabajadores reemplazados por él! Sin todas estas máquinas, y lo digital también está ahí gracias a las máquinas, sería otra civilización, un mundo muy diferente. Dejar bajo tierra el 80% de los combustibles fósiles sería tan imperativo como difícil: debería haberse hecho mucho antes...
El cambio climático y sus consecuencias
¡El calentamiento podría ser incluso más rápido de lo previsto! El modelado preciso indica que se alcanzaría +2° para 2040 debido a las emisiones ya presentes en la atmósfera. La escala actual de emisión indica que sería difícil mantenerse en +2 grados después de 2040. +2 grados e incluso +3 grados ya son inevitables, y un promedio de +3, o +5 grados en los continentes, es decir, una temperatura que alcanza los 50 grados en una ola de calor en el sur de Europa. Incluso si lográramos reducir la emisión de gases de efecto invernadero en los próximos años (y esto sigue siendo hipotético), en nuestra civilización termoindustrial tendría consecuencias que durarán miles de años. La acción humana está afectando la evolución del planeta.
Hasta ahora, las principales conmociones de nuestro planeta habían sido el resultado de eventos cósmicos (y telúricos), como los períodos glacial e interglaciar en el último millón de años. Durante los últimos 12.000 años hemos estado en un período interglaciar llamado 'Holoceno', durante el cual la temperatura ha variado más o menos 0,5 grados. La temperatura actual (+1,1 grados) es la mayor en 1,2 millones de años. Así es que este ascenso implica modificaciones totalmente inéditas de la biodiversidad y el clima que se han ido adaptando durante millones de años.
La novedad para el planeta es que la temperatura está aumentando mucho más rápido: la tasa de CO 2 ha aumentado diez veces más rápido que en cualquier crisis de los últimos ochocientos mil años. Los cambios provocados en el Antropoceno están alterando el equilibrio de la biósfera y están conduciendo a un “planeta que se seca”. El cambio climático es el resultado de decisiones políticas tomadas a la luz de las causas, pero las aceleraciones biogeográficas a las que está siendo sometida la tierra harán que el planeta se quede sin los sistemas de equilibrio conocidos.
El punto de inflexión de los ecosistemas: ¿hacia un planeta horno?
Ya se habla, sobre la biodiversidad animal, de una sexta extinción masiva. Ya para qué hablar de los riesgos humanos. Gaël Giraud[2] expone muy el problema:
“En la segunda mitad del siglo, condiciones letales de calor y humedad harán que gran parte del mundo sea inhabitable durante 100 a 200 días al año; la gente tendrá que irse de muchos lugares de la India, del sudeste de Asia, África. El Banco Mundial estima el número de refugiados climáticos en dos mil millones en la segunda mitad del siglo. Creo que esto sigue estando muy subestimado: al menos tres mil millones de personas tendrán que migrar. [...] La vida está en proceso de migración hacia los polos, y las enfermedades tropicales también se moverán, como por ejemplo la malaria, que hizo su aparición en Italia. El Banco Mundial estima que se espera que 5.200 millones de personas padezcan paludismo en 2050”.
Tales trastornos son atribuibles directamente a eventos climáticos extremos y más frecuentes, como sequías, lluvias, ciclones, olas de calor, con un impacto grave en la alimentación y la salud. Estos eventos climáticos en sí mismos son la consecuencia de las reacciones de nuestros ecosistemas bajo la presión del aumento de la temperatura, lo que conduce a una aceleración de este último a través de la liberación de CO 2, y por la reducción de las reservas de carbono directamente relacionadas al derretimiento de los glaciares y la masiva destrucción de los bosques. Un signo de aceleración del calentamiento del planeta, es el aumento de calor en los océanos. Los océanos absorben el 93 % del calentamiento debido a la actividad humana y el 25 % de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero; este inmenso pozo de carbono se está debilitando debido al calentamiento global.
Ríos atmosféricos
Es el resultado de un corredor de vapor de agua y calor, una especie de río atmosférico que desemboca en lluvia diluvial sobre la Antártida, aumentando así el proceso de calentamiento[3].
Los monzones están siendo modificados por el cambio climático. Se intensificarán eventos como los de agosto de 2018 en Kerala, India (450 muertos, un millón de refugiados). El hecho es que el calentamiento global exacerbará la diferencia entre la temperatura en la superficie de los océanos y la de la tierra en la primavera. Esto dará lugar a vientos más fuertes que traen el monzón. Por otro lado, sabemos que el aire más cálido retiene mejor el agua y, por lo tanto, las precipitaciones serán más intensas durante estos episodios tropicales estacionales. Este es un fenómeno que ya es notable en los registros históricos[4].
La Jet Stream es una corriente de vientos que circulan a gran altura alrededor del Polo Norte, es responsable de eventos climáticos extremos en nuestras latitudes. El calentamiento global reforzará fuertemente esta tendencia hacia 2050, lo que dará lugar a repetidas olas de calor e inundaciones como las que hemos experimentado en los últimos años[5].
La circulación de Hadley es una banda atmosférica formada por células que se asemejan a “cintas transportadoras” de 15 km de altura y casi 3000 km de ancho; que controla el intercambio de calor desde el ecuador hacia los trópicos a un nivel elevado. A nivel ecuatorial, el aire cálido y húmedo asciende, se enfría en la altura, lo que provoca fuertes lluvias, la columna de aire que se ha secado se separa en dos masas empujadas a ambos lados del Ecuador, antes de precipitarse hacia a la tierra trayendo el aire cálido y seco característico de las regiones subtropicales. Es en esa latitud donde se encuentran los desiertos más grandes del planeta (como el Sahara o el Atacama). Con el calentamiento climático, las células de Hadley se agrandan, transformando nuevas regiones en climas subtropicales secos y desérticos. La circulación de Hadley provoca una expansión de las regiones subtropicales y por lo tanto un aumento de la sequía. Esto va mucho más rápido de lo previsto[6]. El fenómeno no es ajeno a los gigantescos incendios, y solo estamos en +1 grado.
El Niño es una de las perturbaciones climáticas mundiales que se produce cada dos a siete años, con significativas consecuencias: sequías e inundaciones en vastas áreas, ciclones devastadores en la región del Pacífico, temperaturas anormalmente altas en los años del Niño. Según estudios realizados en 2018, los fenómenos extremos relacionados con El Niño aumentaran e intensificaran los riesgos actuales, esperando que ocurran con el doble de frecuencia, al igual que los eventos extremos relacionados con el Dipolo del Océano Índico[7] que es una de las principales causas de los recientes incendios australianos.
Sequías en Australia oriental, Indonesia, India, África del Sur, Brasil; inundaciones en la costa oeste de América del Sur, en el este de África ecuatorial, en el sur de los Estados Unidos; blanqueamiento de arrecifes de coral; ciclones devastadores en el Pacífico central: a escala global, la temperatura promedio tiende a ser anormalmente alta durante los años afectados por estos episodios.
Conclusión
La mitad de los ecosistemas aquí mencionados ya están presentes, en una lógica de equilibrio. En lugar de lamentarnos del estado de las cosas, ¿no deberíamos cuestionar la relevancia de los valores de nuestra civilización industrial ahora global? Estos valores producen una distorsionada relación con el mundo, ya que amenazan la vida misma. Debemos bajar a la tierra, como dice el filósofo Bruno Latour, para salir del precipicio en el que estamos asentados y habitar de otra manera nuestro planeta.
¿Qué se puede hacer? Esta es la pregunta vital. Antes de hablar de soluciones, el primer paso es comprender y sentir la urgencia, informándose claramente; no es suficiente solo estar consciente de que hay un problema. Tomamos conciencia de la urgencia de la situación cuando sabemos objetivamente qué es lo que es tan urgente, cuando medimos mejor el riesgo. Entonces el primer elemento es una ética personal: confrontar la realidad del problema con información confiable, enfrentar su desmesura y miedo.
Un segundo elemento: no cegarse ante la importancia de los gestos personales. Tienen poco efecto sobre las emisiones, como mucho un 10% si la gran mayoría hace un gran esfuerzo. En el mejor de los casos será del 5%. Pero tenemos que hacer estos gestos de todos modos, conociendo sus límites, como consumir menos, viajar menos en avión. El valor de esto es principalmente adaptar el estilo de vida con el sentido de la urgencia, y en sí mismo constituye una forma de testimonio.
Un tercer elemento de ética personal: tomar una posición política clara. Hay muchos sistemas y poderes destructivos, políticos responsables que están fracasando a pesar de sus credenciales 'verdes'. Conózcalos, o mejor dicho, denúncielos. Esto tiene un efecto significativo. No debemos olvidar que las decisiones de reorientación que tiendan a transitar a una economía de cero emisiones (transporte, energía, agroecología, urbanismo, alimentación), son decisiones tomadas a nivel de estados y grupos de Estados.
Finalmente, y siempre en el plano de la ética personal: movilizar el espíritu y la mente hacia un futuro común deseable. Alimentar el deseo de un mundo que viva diferente. Piense en las facultades, los talentos humanos, para la resolución, para la superación personal de los que son pueden ser capaces.
Y nunca olvides: 'El bosque viene antes que los humanos, el desierto viene después de ellos'.
[1] M. Bernard Lucet es consultor profesional de organismos profesionales. 'Antropoceno', literalmente 'la edad del hombre', es un término utilizado por los científicos para indicar que las actividades humanas ahora tienen el potencial de modificar la tierra y su evolución [nota editorial].
[2] G Giraud, Prefacio a A Pottier, Comment les économistes réchauffent la planète , (Anthropocène), París 2016.
[3] Ver http://www.cnrs.fr/sites/default/files/press_info/2019-10/
[4] Cf. J. SCHEWE et al., “Evaluación multimodelo de la escasez de agua bajo el cambio climático” , Actas de la Academia Nacional de Ciencias , 111, 2014.
[5] Cf. M. MANN, “The Jet Stream , un amplificador meteorológico”, Pour la Science 503, 2019.
[6] Véase . https://app.getpocket.com/read/2826932240.
[7] El Dipolo del Océano Índico (IOD), también conocido como El Niño Índico, es una oscilación irregular de las temperaturas de la superficie del mar, en la que la parte occidental del océano se vuelve alternativamente más cálida y más fría que la parte oriental. Por lo tanto, el monzón en India generalmente se ve afectado por la diferencia de temperatura entre la Bahía de Bengala al este y el Mar Arábigo al oeste. [Nota del editor]
Francia: monasterios ecológicos
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Témoignages
Sœur Nathanaëlle Lefoulon, osb
Monastère de Martigné-Briand (France)
Francia: monasterios ecológicos
En febrero de 2017, la Abadía de Maylis envió una inusual e inesperada invitación a una quincena de monasterios. Para ser más precisos, la invitación se envió a un monasterio que invitó a otro, éste invitó a otro… y así sucesivamente. Olivetanos, benedictinos, cistercienses, monjas ortodoxas, todos nos encontramos para una reunión de tres días sobre ecología integral, en Bec-Hellouin, una granja de permacultura. Se nos unieron varios laicos deseosos de ayudar a los monasterios en este movimiento ¡fuimos unos cincuenta!
Fue una oportunidad de enriquecedores y valiosos encuentros conversaciones en torno a Elena Lasida, profesora de economía, el hermano Dominique Lang, asuncionista, Hervé Covez, franciscano y agrónomo, y por supuesto Charles y Perrine Hervé-Gruyer, propietarios de la finca. El tema de nuestras conversaciones fue en torno a cómo vivir y desplegar los temas ecológicos en nuestras vidas, nuestras comunidades y nuestras actividades, a partir del ejemplo de Charles y Perrine y la encíclica Laudato si'.
Comenzamos ilusionados y llenos de entusiasmo, con una pregunta: ¿Cómo nuestras comunidades pueden ser, a su manera, “laboratorios de ecología integral”? Nuestros monasterios, verdaderos ejemplos de una vida donde todo está conectado y unificado, ¿no podrían ser “arquetipos de 'casas comunes' que muestran al mundo lo que se podría vivir a gran escala”? La dificultad era aprender a dar seguimiento a este gran entusiasmo y a esta intuición…
En este punto Simón, alumno de Elena Lasida en economía solidaria y social, con planes de escribir su tesis sobre cómo los monasterios han estado acogiendo la encíclica del papa Francisco y viviendo esta dimensión de ecología integral, sugirió visitar dieciséis monasterios o nuevas comunidades de todas las confesiones.
Así fue como entre abril y julio de 2018 Simón visitó, siempre acompañado de un hermano o hermana de la comunidad visitada, la comunidad en estudio. En el curso de estas 'visitas', la creatividad, el entusiasmo, la gratuidad, la comunión y el gobierno -estos grandes temas de Laudato Si'- fueron estudiados en las cuatro relaciones constitutivas de la persona humana tal como las define la encíclica: relación consigo mismo, relación con los demás, relación con la naturaleza y la relación con Dios.
Todo este trabajo dio lugar a un bellísimo encuentro en torno a Simón y Elena Lasida en el Carmelo de la Paz, en Mazille, del 21 al 25 de enero de 2019. Estuvieron presentes el hermano o la hermana que había acompañado a Simón y el superior de cada comunidad visitada.
En el transcurso de estos días de trabajo se destacaron tres balances en relación con los votos monásticos:
– Individual/colectivo: voto de obediencia.
– Gratuito/útil: voto de conversión.
– Interior/exterior: voto de estabilidad.
De ahí que el grupo de Mazille tomó el nombre de “Comunión Laudato si’”, y nació la idea de un diagnóstico ecológico centrado en los monasterios.
Gracias a Elena Lasida, dos hermanas y un hermano de las Comunión Laudato Si' (la Abadía de Landevennec, la comunidad del Chemin Neuf y el monasterio de Martigné-Briand) se encontraron con dos hermanas dominicas de Chalais y Estavayer, que ya se había embarcado en un proyecto similar. ¡La aventura de la 'Iglesia verde' había comenzando!
Fueron necesarios casi dos años de trabajo para llevar a cabo este diagnóstico ecológico, y desde 31 de mayo al 31 de julio de 2021, la "Comunión Laudato si' " y nuevas comunidades aceptaron probarlo antes de que finalmente se pusiera en práctica la comunidad 'Iglesia verde' en terreno.”
Hoy el equipo de trabajo, al que se ha integrado a una hermana diaconisa de Reuilly, se reúne periódicamente vía Zoom para corregir, modificar e integrar los comentarios recogidos durante la fase de prueba. Esperamos una publicación final en línea en el sitio web de la 'Iglesia verde' alrededor de abril del próximo año.
Celebrando la creación de Dios: plantando árboles
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Testimonios
Hermanas Benedictinas Misioneras de Tutzing
Extracto del boletín de mayo-julio 2021 del Priorato de Manila (Filipinas)
Celebrando la creación de Dios: plantando árboles
En el 22° Capítulo del Priorato de Manila, celebrado en abril de 2019, se aprobó la siguiente decisión para todas las comunidades: "Que cada comunidad plante y cuide al menos cien árboles en los próximos dos años como manifestación de nuestra forma benedictina de administrar la Casa Común". Siguiendo así la recomendación del mensaje del 13º Capítulo General: "La congregación se compromete a plantar al menos 1.300 árboles en los próximos seis años, como señal de compromiso con el cuidado de la creación de Dios", en respuesta a la encíclica del papa Francisco sobre el medio ambiente y ecología humana.
En junio, nuestro mes del medio ambiente, que coincide con la llegada de la temporada de lluvias, tiempo propicio para plantar árboles con el fin de restaurar y sanar nuestro planeta. Además, un entorno verde es fundamental para nuestra supervivencia frente al coronavirus. Nuestras diferentes comunidades han informado sus actividades de plantación de árboles desde 2019.
Comunidad de Priory House
Como una forma de celebrar el Día de la Independencia de Filipinas, el 12 de junio de 2021, y como muestra de nuestro compromiso de cuidar de la creación de Dios, las hermanas de la comunidad de Priory House acudieron a la granja Tanauan para plantar árboles. Respirar aire fresco, tomar el sol y estar en medio de la vegetación y los amplios espacios abiertos de la finca, resultó ser el mejor momento para sanar cuerpos y espíritus cansados, como una inversión a largo plazo contra los azotes de la pandemia.
Comunidad de Marihatag
De 2019 a 2020, la comunidad de Marihatag plantó y cuidó más de cien árboles frutales muy variados: aguacate, guyabano (gravola), calamans, kamias, dayap injertado, rambotan, durian, cacao, langka (jaca), diferentes clases de retoños de plátano (lakatan, kwarenta dias, latundan, sab-a, carnaba), cocos enanos y nativos, y muchas otras especies plantados en la granja San Benito de Mabog, en la granja Cabahian y en el jardín de nuestro monasterio. Además, en abril de 2021, la hermana Odilia Bulayungan y la hermana Joyanne Morales plantaron cincuenta propágulos y plántulas de bitaog.
St. Scholastica's College y la comunidad de Manila
Desde 2018 a 2021, St. Scholastica's College ha venido realizando anualmente una actividad de plantación de árboles en las granjas de Tanauan y Tanay, con representantes de diferentes sectores de la comunidad escolar. Cada plantación de árboles comienza con una litúrgia. Durante los últimos cuatro años, la comunidad escolar ha plantado una variedad de árboles frutales y de madera dura. Por nombrar algunos: 30 marangs (roble Johey), lanzones (longkongs), 30 árboles de cacao, 10 langkas (jaca), árboles de aguacate, cocos enanos y frutas del dragón. La comunidad de hermanas también plantó plántulas dentro de los terrenos del campus de la escuela.
Comunidad de Ormoc
Las hermanas Adela Arabia y Leticia Saraza plantaron árboles frutales en la casa Santa Escolástica, en Dayhagan. Esta casa es un proyecto de vivienda para empleados de St. Peter's College (Ormoc).
Comunidad de Pambuján
Desde 2019 hasta el presente, las hermanas han plantado 392 árboles. Hoy, 211 crecen vigorosamente en los terrenos del Hospital Santa Escolástica.
Comunidad de la casa de formación
La comunidad comenzó a plantar árboles en junio de 2020 con ejemplares de aguacate y araucarias. Hasta el día de hoy, los terrenos están llenos de árboles frutales: mango, fruta del dragón, mabolo (manzana de terciopelo), santol (fruta de algodón), ates (manzana canela o caramelo), cocotero, etc. Nuestro vivero tiene plantas nuevas, listas para la próxima temporada de plantación.
Comunidad de Mati
Sterculia foetida es un árbol de madera blanda que puede alcanzar los 35 metros de altura. En Filipinas, esta especie es bien conocida como Calumpang. Las ramas se usan para postes de cercas mientras que las hojas sirven de alimento a las cabras. Setenta y cinco de estos árboles fueron plantados entre el 25 y el 30 de noviembre de 2020 en San Isidro Mission Farm (Davao Oriental). Otros cuarenta árboles fueron plantados en el Instituto EnFIDe en Santa Escolástica (Ciudad de Mati).
Comunidad de Baguio
La comunidad de Baguio, el 17 de marzo plantó cincuenta pinos de Baguio dentro del recinto del convento.
St. Scolastica College y la Comunidad de Tacloban
Las hermanas en unión a estudiantes, profesores y personal participaron en la plantación de árboles en el campus de la escuela y sus alrededores.
Comunidad Divine Word Hospital
Desde noviembre de 2018, la comunidad de hermanas, el personal del hospital y el personal médico han plantado árboles frutales en el Instituto para la Agricultura Sostenible de San Benito (SBFISA), en Alang-Alang, Las hermanas también lideraron esta actividad durante su salida a la comunidad del hospital St. Scolastica de Pambujan. Todos se comprometieron a continuar plantando más árboles este año y en los años venideros.
Comunidad de Tabunok
Bajo la guía de sus maestros, estudiantes de 11° y 12° grado plantaron en 2019, 400 plantas de mangle y 200 cocoteros. Las hermanas, junto con el personal de la escuela, plantaron ocho araucarias para el aniversario 113 de la fundación del Priorato de Manila el 14 de septiembre de 2019. En el Jardín de la Paz de la escuela (school´s Peace Garden), las hermanas, los estudiantes y el personal de la escuela plantaron árboles ornamentales y frutales. Además de plantar árboles, la comunidad compartió plantas de árboles frutales y de madera dura del “mini bosque” con la escuela ecológica con Cebu.
Comunidad de Ángeles
El 19 de julio de 2020, las hermanas lanzaron el programa “Justicia y Paz para la Integridad de la Creación” (HFA-CBS JPIC). Se estableció un vivero de caoba y kamansis (fruta del pan) para preparar las semillas para plantarlas al año siguiente. El 30 de julio de 2021, las hermanas y otros miembros de la comunidad escolar, junto con otros socios de la misión, plantaron los árboles. El vivero tenía un número desbordante de plantas de caoba; algunos fueron compartidos con la Fundación de la escuela dominical de Ángeles y con nuestro Instituto técnico para mujeres Mary our Help en Mabalacat.
Comunidad de San Fernando
En 2019, la Academia St. Scholastica en San Fernando plantó bambú. Las hermanas, los estudiantes y el personal de mantenimiento plantaron ochenta y siete brotes de bambú que fueron donados por la Asociación de ex Alumnos de SSC Manila.
Los monasterios como centros de una economía alternativa y sostenible
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Économie et vie monastique
M. Benoît-Joseph Pons
Los monasterios como centros de una economía alternativa y sostenible[1]
Principios de la economía monástica
¿Cómo un grupo de hombres o mujeres que practican una forma de vida basada en principios económicos opuestos a los del modelo predominante puede inspirar soluciones a los problemas que enfrenta el mundo de hoy? Es el tema de esta presentación.
La vida monástica descansa sobre cuatro pilares que son la oración, el trabajo, la lectio divina y la vida comunitaria. La lectio es la lectura de un texto espiritual prolongado por la reflexión personal, la meditación y posiblemente una oración inspirada en este texto. Los monjes y monjas generalmente le dedican entre una a dos horas al día. La economía monástica se configura en torno a estos cuatro pilares y descansa sobre dos principios esenciales: la desapropiación y la economía de las necesidades.
Desapropiación
En la Regla de San Benito, la desapropiación se basa en el principio de 'no anteponer nada al amor de Cristo'. En la práctica se expresa mediante los dos principios siguientes:
“Por encima de todo, este vicio debe extirparse del monasterio” (RB 33.1)
y
"Que todo sea común a todos" como está escrito, y "nadie diga o considere que algo es suyo".” (RB 33.6).
La Regla también dice:
“Nadie se atreva a dar o recibir cosa alguna sin permiso del abad, ni a poseer nada en propiedad, absolutamente nada, ni un códice, ni tablillas, ni un estilete, nada absolutamente, puesto que no le es lícito hacer lo que quieren ni de su propio cuerpo ni de su voluntad” (RB 33.2-4).
En otras palabras, el monje no puede poseer nada como propio, ni material ni inmaterial. No disponer del cuerpo significa castidad; no disponer de la voluntad significa obediencia. En la práctica no poseer los bienes que se ponen a su disposición significa cuidarlos al máximo. La Regla instruye al mayordomo que: “Considerará todos los objetos y bienes del monasterio como si fuesen vasos sagrados del altar” (RB 31.10).
“Si alguien trata las cosas del monasterio sucia o descuidadamente, sea reprendido” (RB 32.4).
La desapropiación monástica genera la necesidad de solidaridad y no de competencia. Un cargo no se posee, es un servicio. Lo otorga el abad en función de las capacidades personales y de las necesidades del monasterio. No es para el beneficio personal.
Muchos monasterios practican la 'recopilación de cargos'. Cada tres años o cuando lo considere oportuno, cada monje devuelve su cargo al abad, quien decide si lo renueva en el cargo o le da otro diferente. No es una decisión arbitraria, pues se madura con el Consejo, con los monjes que ayudan al abad en sus decisiones, y en consulta con las personas interesadas. Pero todo monje sabe que en un momento dado de su vida puede ocupar un puesto importante y luego encontrarse en un puesto mucho más modesto. No existe una carrera al interior de un monasterio.
La idea de no poner la competencia en el centro de las relaciones interpersonales está plenamente desarrollada por el papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, inspirado en san Francisco:
“Francisco acogió la verdadera paz en su interior, se liberó de todo deseo de dominio sobre los demás, se hizo uno de los últimos y buscó vivir en armonía con todos (FT 4).
La economía de la necesidad
La economía de necesidad se define en el capítulo 34 de la Regla, titulado 'Si todos han de recibir igualmente necesario'. Se basa en la idea de un retorno a la época idílica de los primeros cristianos descrita en los Hechos de los Apóstoles, “se repartía a cada uno según su necesidad' (Hch 4,35; RB 34,1).
No se trata de considerar a cada persona como un mero número e idéntico. Por el contrario, cada uno es diferente y tiene necesidades particulares. La Regla dice:
“Entonces, aquel que necesite menos, dé gracias a Dios y no se entristezca; en cambio, el que necesite más humíllese por su flaqueza y no se enorgullezca por la comprensión que le demuestran; y así todos los miembros vivirán en paz. (RB 34.3-5).
La economía de las necesidades monásticas comprende dos elementos: cada uno recibe según sus necesidades y cada uno contribuye según sus medios. Por lo tanto, no damos lo mismo a cada miembro de la comunidad. A cada uno se le da lo que necesita, en función de su situación particular. En la organización del trabajo de los monjes, el que es joven y dotado da todo lo que tiene; los mayores y menos dotados contribuyen según sus posibilidades.
En las tiendas o talleres monásticos el trabajo del monje contribuye a la remuneración de la comunidad. Pero esta retribución no está ligada al trabajo realizado. Se calcula en función de las necesidades de la persona que trabaja, tanto si el trabajo es básico como si es ultra calificado.
La economía monástica como economía alternativa y sostenible
Estos dos principios de funcionamiento hacen del monasterio una sociedad especial. No es un museo de costumbres de otra época, es un lugar donde vivimos el presente. No es un laboratorio porque allí no hacemos experimentación social. Es el lugar de una economía alternativa porque plantea al mundo interrogantes sobre sus prácticas, mientras trata de inspirar nuevas soluciones a los problemas que se presentan. Me limito al examen del tema del trabajo.
El trabajo
En el mundo el trabajo sirve para producir bienes y obtener una remuneración que hace posible la obtención de otros bienes. Esta es la base del funcionamiento de una economía liberal. Este intercambio de bienes es una ocasión de comunicación entre las personas. El trabajo contribuye para establecer una jerarquía social y es un elemento de reconocimiento por parte de los demás y de uno mismo.
Karl Marx define tres formas de enajenación en el trabajo: cuando la remuneración representa solo una pequeña parte del valor de los bienes producidos, cuando el trabajo solo tiene como objetivo obtener un salario, cuando el trabajador no puede realizar una actividad física e intelectual libre.
En el monasterio la desapropiación crea una completa disociación entre trabajo y remuneración. De esta manera desaparecen las tres formas de alienación en el trabajo. Dado que el monje no tiene contacto con la remuneración, no la compara con el valor de lo que ha producido. El objetivo principal del trabajo que realiza no es la obtención de un salario. Finalmente, el trabajo monástico es generalmente de tipo artesanal, lo que da al trabajador más libertad de acción que una línea de producción.
Se puede considerar que el trabajo tiene tres fines posibles: trabajar para obtener un salario, trabajar para ser reconocido por los demás y por el propio trabajador y, para un cristiano, trabajar para participar en la obra creadora de Dios.
Trabajar para obtener un salario
John Galbraith subraya una paradoja:
“La palabra 'trabajo' se aplica simultáneamente a aquellos para quienes es agotador, tedioso, desagradable y, para aquellos que claramente lo disfrutan y no se sienten restringidos en él. 'Trabajo' designa tanto la obligación impuesta a unos como la fuente de prestigio y alta remuneración que otros desean ardientemente y de la que disfrutan”[2].
En una economía liberal, las remuneraciones están definidas únicamente por dos fuerzas reconocidas, el Mercado y la Ley. Globalmente es el Mercado el que determina los valores; el Derecho los regula de forma que limite los abusos, salario mínimo, remuneración de los aprendices, regulación de la jornada laboral, prohibición del trabajo infantil, etc. La ley es relativamente eficaz para regular los salarios bajos. Es totalmente ineficaz para controlar los altos ingresos.
Los monjes de hoy no quieren vivir de la caridad pública. Son conscientes de la necesidad del trabajo para sostener a su comunidad. Pero como el trabajo no ofrece ninguna ventaja personal, remuneración o contraprestación, la naturaleza del trabajo realizado pierde su importancia: no hay diferencia fundamental entre llevar el negocio o barrer el claustro. Estos son meros servicios que corresponden a la capacidad de cada persona y a las necesidades de la comunidad. Por lo tanto, no hay competencia por los puestos.
Trabajo para ser reconocido
Junto al salario, el reconocimiento es una motivación importante. El monto del salario es en sí mismo, en la práctica, un elemento de este reconocimiento. La búsqueda de reconocimiento en el trabajo se traduce muchas veces en la búsqueda de poder, ya sea por la imagen que uno da de sí mismo, o por las ventajas materiales que de ella se derivan. En el mundo, el poder se mide por la cantidad de personas que tienes bajo tu mando, la rotación que generas, etc. La imagen que uno que da a familiares y amigos es muy importante y puede influir enormemente en el comportamiento. Todos también logran un reconocimiento personal de ser útiles a su empresa, a su familia, a su comunidad.
A diferencia del pago, el trabajo como medio de realización personal es importante para los monjes. El que hace un trabajo útil a la comunidad agradece el reconocimiento de ésta, pero si no lo obtiene, para él es una ascesis.
Trabajar para participar en la obra creadora de Dios
En la concepción cristiana, el hombre fue creado a imagen de Dios.
"Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.»"(Gn 1,26).
El hecho de que el hombre haya sido creado a imagen de Dios le confiere una dignidad particular. La autoridad que se le atribuye a una persona es como la de Dios, una autoridad de amor. La teología de la creación continua se opone a la idea de que la creación no es más que la construcción de una inmensa máquina que funciona por sí misma. Dios sigue interviniendo en el mundo, y el Hombre, creado a su imagen, está llamado a contribuir a esta intervención.
Entonces el trabajo, especialmente en su concepción monástica, no es simplemente individualista y utilitario, para ganarse la vida y ganar reconocimiento. Es realizar una obra, en el sentido que le da Hannah Arendt. Es una visión comunitaria, porque lo que importa es lo que aportamos al mundo.
En el siglo XIX se desarrolló una expresión, 'trabajo de benedictino', que significa un trabajo a largo plazo, que requiere mucha paciencia. Este cuidado por el trabajo bien hecho va unido a la obligación de cuidar todos los bienes del monasterio. La concepción benedictina del trabajo presupone la consagración a lo útil, evitando ocuparnos con celo y piedad en pequeñeces, como explica Dom Bertrand Rolin con referencia al capítulo 48 de la Regla, titulado 'El trabajo manual de cada día':
“Lo que es importante en este capítulo es que es un trabajo “real”. El 'trabajo' a realizar, dice la Regla, es lo que es útil a la vida de la comunidad y a su funcionamiento, cualquiera que sea su valoración por la sociedad[3]
¿Cuántas veces hacemos cosas que son completamente inútiles pero que nos harán quedar bien porque demuestran nuestros talentos?
Trabajo y remuneración
En la economía monástica hay una completa desconexión entre trabajo y remuneración, lo que no ocurre en el mundo. En el monasterio, el abad debe encontrar una persona para cada tarea y dar a cada persona una tarea. En principio, no hay desempleo. Esto tiene dos consecuencias. La primera es que la existencia de una función no depende del equilibrio entre lo que cuesta y lo que aporta. Aunque cultivar una huerta es más caro que comprar verduras en el supermercado, vale la pena considerar el hecho de que le da trabajo a alguien. La segunda se relaciona con la cuestión del desempleo y su compensación. ¿Se da prioridad a la reducción del desempleo o a su compensación? La política tradicional puede llevar a pensar que la lucha contra el desempleo está siendo un tanto descartada por una buena compensación a los desempleados. A menudo, las acciones contra el desempleo parecen impulsadas sobre todo por la necesidad de reducir el coste de las indemnizaciones. Sin embargo, como hemos visto, el trabajo es ciertamente una fuente de ingresos, pero no la única. Indemnizar a los desempleados es necesario, pero no suficiente: hay que darles trabajo. Es un tema de dignidad como lo expresó el papa Francisco en Fratelli tutti.
Conclusión sobre el trabajo
El concepto monástico del trabajo se aplica no sólo a los monjes. Inspira también a los oblatos, aquellos laicos que, en unión con una comunidad, buscan vivir la Regla en el mundo. Se basa en una enseñanza nacida de la tradición, pero también adaptada al mundo de hoy. Los monjes no dudan en utilizar máquinas ultramodernas en sus talleres. Procura inspirar al mundo con un camino de progreso, inspirar tanto a cristianos como a no cristianos en diferentes aspectos.
Hago hincapié en la idea de que el trabajo no tiene por qué ser simplemente una fuente de ingresos. El trabajo debe ser un elemento de desarrollo personal, y este desarrollo, por cierto, ser útil para la comunidad. Para un trabajador en el último peldaño de la escalera, debe poder estar orgulloso de lo que está haciendo. Para alguien que tiene responsabilidad jerárquica significa que organiza el trabajo de sus compañeros de labor para que puedan prosperar en lo que están haciendo. Para los políticos y administradores no es suficiente resolver el desempleo, hay que reducirlo.
Por otro lado, el trabajo debe dar a la persona lo suficiente para vivir dignamente. Los movimientos de Comercio Justo o AMAP[4] está avanzando en esta dirección.
El trabajo no debe ser un lugar de competencia, sino un lugar de cooperación.
Finalmente, trabajar más para ganar más y consumir más no es un enfoque responsable desde el momento en que se han satisfecho las necesidades de la vida. Esto plantea la cuestión del lugar que ocupa el crecimiento en nuestros análisis económicos. Esto abre también el tema de la publicidad. Un aspecto moderno del recinto monástico consiste en protegerse contra los incentivos para consumir, en particular limitando el acceso a Internet. La publicidad no es mala en sí misma, pero hay que controlar el uso que hacemos de ella.
La recepción de la encíclica “Laudato sí “en los monasterios
La publicación por el papa Francisco de la encíclica “Laudato si” provocó una ola de entusiasmo en los círculos ecologistas, incluso no cristianos. Encontraron allí una confirmación de su discurso, saltándose deliberadamente los puntos que les incomodaban, como la defensa de la vida. Paradójicamente, en los ambientes monásticos, la encíclica tardó en asimilarse, aunque los documentos del magisterio son generalmente bien recibidos. Para tratar de comprender esta paradoja, sugiero una hipótesis: mientras los ecologistas veían en la encíclica una verdadera revolución en la doctrina social de la Iglesia, los monjes veían en ella, al principio, sólo una nueva expresión de lo han estado viviendo a diario desde los orígenes.
La vida monástica es una vida de oración, esencialmente comunitaria, basada en el canto de los salmos. El salterio contiene 150 salmos; los monjes lo cantan cada semana, normalmente en su totalidad. Varios autores han trabajado sobre la ecología en los salmos. Unos hablan de salmos ecológicos, otros de salmos de la naturaleza o salmos de la creación. 51 salmos encajan al menos en una de estas tres categorías; en otras palabras, una parte significativa del salterio es ecológica. Así un monje, a menos que sea totalmente inconsciente de lo que está cantando, es necesariamente un ecologista sin saberlo o reconocerlo.
Después de un cierto período de maduración, muchos monasterios han adoptado la encíclica al darse cuenta de que es una brillante formulación de lo que tratan de vivir, y esto les ha ayudado a avanzar.
La principal contribución de la economía monástica a la cuestión ecológica es la “feliz sobriedad”. Es una expresión desarrollada por Pierre Rabhi, pero que, en cierto modo, es constitutiva de la espiritualidad monástica desde sus orígenes. Para Pierre Rabhi, los recursos del planeta son limitados. Los recursos fósiles no son renovables y la capacidad de la biosfera para absorber la contaminación es limitada.
La noción de límite es constitutiva de la fe cristiana. Ya en Génesis (2,17) Dios dice: 'No comerás del árbol de la ciencia del bien y del mal'. Esta noción de límite se opone a la idea de que la tecnociencia otorgará al Hombre un poder ilimitado sobre su entorno. En “Laudato Si” el papa Francisco afirma que el desarrollo tecnológico es bueno, pero condicionado a que vaya acompañado de un desarrollo humano en la responsabilidad, en los valores y en la conciencia.
Pierre Rabhi afirma que el crecimiento económico es poco realista y absurdo: es un modelo que lleva a la muerte. Por lo tanto, es necesario construir una política de civilización basada en la sobriedad. Debemos aprender a satisfacer nuestras necesidades vitales con los medios más sencillos y saludables. Al hablar de la conversión de los corazones, “Laudato Si” dice lo mismo. En lenguaje cristiano, la feliz sobriedad de Pierre Rabhi se remonta al respeto por la creación y al cuidado por las generaciones futuras, a quienes es nuestro deber dejar un medio ambiente habitable.
Mientras que los ecologistas la basan esencialmente en la protección de los recursos naturales y el medio ambiente, los monjes también la basan en un aspecto social: consumir cantidades superfluas privando a otras personas de lo necesario. En una visión ecologista, es necesario trabajar menos para destruir menos recursos. Es lo opuesto al crecimiento. En una visión monástica, se trata menos de trabajar para producir más que de satisfacer las propias necesidades o las de la comunidad, porque hay que saber compartir con aquellos que no tienen los medios para producir todo lo que necesitan.
Conclusión
En esta rápida presentación de la economía monástica como una economía alternativa y duradera, hemos identificado varios aspectos que pueden inspirar al mundo. El valor del trabajo como medio de desarrollo personal, los males potenciales de la competencia en las relaciones económicas, la búsqueda del consumo como fuente de felicidad. Esto conduce al valor de la idea de una feliz sobriedad que puede ser considerada no sólo bajo el aspecto ambiental sino también bajo su aspecto social. En la prolongación de la propuesta sería necesario plantear el tema de la desigualdad social. La vida monástica permite evitar la trampa de un desequilibrio insoportable. La economía de las necesidades cuestiona radicalmente el principio de igualdad.
La palabra “pax” es el lema benedictino. San Benito lo presenta como un bien que debemos buscar ansiosamente. Esta es la palabra que mejor resume la armonía, característica de la existencia del monje. En el Prólogo de la Regla, san Benito nos pide que busquemos la paz y la sigamos sin cesar; búsqueda de la paz que está asociada a la búsqueda de Dios, como dos metas que se cruzan. La economía monástica, basada en la desapropiación, y la economía de las necesidades a las que se añaden la no competencia y la feliz sobriedad ofrecen los medios para alcanzar esta paz. Y es esta paz la que hace que la organización sea, sostenible.
[1] Benoît-Joseph Pons es un ingeniero agrónomo francés. Inició su carrera en la industria como investigador en microbiología de los alimentos. A partir de ahí pasó a ser gerente de una empresa química farmacéutica. También tiene una licenciatura en teología y un doctorado en economía de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas del Institut Catholique de París. Actualmente es miembro de la facultad de la Cátedra Jean Bastaire de la Universidad Católica de Lyon. Es autor de 'L'économie monastique, une économie alternativa pour notre temps' (2018).
[2] John Galbraith, Les mensonges de l'économie – Vérité pour notre temps (Bernard Grasset, París 2004, p. 34).
[1] Bertrand Rollin, Vivre aujourd'hui la Règle de saint Benoît – Un commentaire de la Règle
[3] Bertrand Rollin, Vivre aujourd'hui la Règle de saint Benoît – Un commentaire de la Règle (Vie monastique no 16, 1983, p. 54).
[4] Asociaciones para el Mantenimiento de la Agricultura Campesina. Estos están destinados a ayudar a la agricultura campesina y biológica, que tiene dificultades para mantenerse en competencia con la industria agronómica. El principio es establecer un vínculo directo entre agricultores y consumidores, quienes se comprometen a comprar la producción a un precio justo y pagar por adelantado [nota editorial].
El mayordomo según la Regla de San Benito
9
Economía y vida monástica
Dom Médard Kimengwa Kitobo, OSB
Monasterio de Lubumbashi, Kiswishi (RDC)
El mayordomo según la Regla de San Benito
Un Padre para toda la comunidad, como Abad y con el Abad
Conferencia realizada
en la reunión de MAC por Dom Simon Madeko[1]
¿Por qué debería interesarnos el espíritu y la motivación que debe animar el comportamiento del mayordomo en una comunidad monástica de tradición benedictina?
Pertenecemos a un mundo que tiene una concepción de la economía que no está necesariamente en armonía con nuestro ideal monástico o con los ideales cristianos en general. El problema es que en el fondo somos herederos desde Platón, a través de la cultura griega, de una antropología (una visión de la humanidad, de lo humano) dualista, es decir, negativa. Es una concepción del hombre que disocia cuerpo y mente, determinando la concepción actual de la economía que es una simplificación a ultranza, hasta el punto de ser caricaturesca.
Esta concepción hace una separación tajante entre vida económica (temporal) y vida espiritual. En consecuencia, el superior religioso, abad/abadesa o prior/priora en nuestro contexto benedictino, es la persona que tiene a su cargo exclusivamente el cuidado de las almas sin relación con la vida material y temporal (todo lo que se refiere a la producción de bienes, la provisión de los medios para lograrlos, su venta y su distribución, así como su gestión), que sería el dominio exclusivo del tesorero, del mayordomo.
Pero en el contexto de la espiritualidad benedictina, ¿es cierta, esta concepción de que el superior religioso no tiene nada que ver con la vida material como el mayordomo no tiene nada que ver con la vida espiritual? ¿Encontraríamos entonces normal que este último sacrifique horas de oración u otras actividades espirituales para cumplir con sus tareas administrativas y de otro tipo? Esta concepción es simplista y distorsionada.
Esta caricatura no podría estar más lejos de la verdad particularmente en el contexto de la Regla. No hay separación entre las dos autoridades. Concretamente, en la Regla, el abad no sólo se identifica por su papel en los asuntos espirituales, sino por todo lo que toca a la persona humana, incluida su vida material. Por supuesto que debe preocuparse por la vida material, sin la cual no puede desarrollarse la vida espiritual. La vida monástica presupone una vida material decente para desarrollarse. Si el abad ha de engendrar hijos que puedan conformarse a la voluntad de Dios, su Padre, debe velar por las condiciones materiales necesarias. ¿No decían los antiguos que es necesario un mínimo de bienestar para la práctica de la virtud?
Según la Regla, al mayordomo le corresponde fundamentalmente cuidar de la vida temporal (económica) de todo el monasterio (RB 31,1). San Benito no se detiene en esta formulación de su misión. Indica también el espíritu que debe caracterizar su gestión de lo temporal. Concretamente, san Benito dice que el mayordomo debe actuar en colaboración con el abad, debe ser “como un padre para toda la comunidad” (RB 31,2). Esto es muy importante. Padre como lo es el abad, por lo que su misión es también espiritual. Comparte con el abad el ejercicio de su misión. Como padre de todo el monasterio, al igual que el abad, el mayordomo participa en el ejercicio de su ministerio en la generación de hijos para Dios, que es la primera misión del abad. Por eso el mayordomo tiene también la misión de cuidar las almas de los hermanos en el monasterio. Si no tiene nada que dar, responderá con una buena palabra (RB 31,7, 13). No se trata de rehusar por rehusar, sino de hacer que los hermanos sean engendrados a la vida del Espíritu.
El mayordomo debe actuar como el abad. Debe tener en cuenta a las personas y trabajar en estrecha colaboración con el abad. En el ejercicio de su cargo no debe hacer nada sin la orden del abad y debe únicamente poner en práctica lo que él ha mandado (RB 31,4-5; 12.15). Si el mayordomo está en esta dependencia con su abad, su obediencia es para que en el monasterio reine la paz. Deberá dar cuenta si no hay armonía. (RB 31,9, 16).
El estilo de vida o de espiritualidad que implica el tema económico en el monasterio debe orientarse principalmente al cuidado de la persona, visión sagrada de las cosas. El mayordomo tiene instrucciones de tratar los bienes del monasterio como los vasos sagrados del altar (RB 31.10) y de vender lo que se produce sin codicia (RB 57,4-8).
En otras palabras, lo importante en la actividad económica del monasterio no es la ganancia material sino el bienestar de la persona en la búsqueda de Dios. Los que tienen que ver con la organización material del monasterio necesitan considerar la primacía de la persona sin sacrificarla en aras de la eficiencia económica o de la economía como tal. Las medidas que tomo y las acciones que realizo, ¿contribuyen al desarrollo de la persona y a la paz y armonía de la comunidad?
Habiendo creado al hombre a su imagen y semejanza, Dios quiere que esté orgulloso, porque Dios encuentra su gloria en el hombre y en su dignidad (cf. San Ireneo de Lyon). Todos los comentaristas de la Regla de San Benito reconocen unánimemente que lo que hace que su actualidad sea permanente es que se adapta a cada persona en interacción con la comunidad. Todo el horizonte de la Regla es la dignidad humana, en la que Benito concibe la vida monástica como una empresa de conversión, el trabajo de retorno a Dios por el camino de la obediencia tras la renuncia a la propia voluntad (RB Prólogo 2-3, 8).
La necesidad de una espiritualidad con este horizonte de atención a la naturaleza humana se manifiesta en una corriente económica, la 'economía social de mercado'. En cambio, la preocupación por la persona o la atención al Hombre es la menor de las preocupaciones del llamado liberalismo económico, del «capitalismo salvaje». Si en la economía de mercado hay algún interés por la persona humana, en el capitalismo salvaje el hombre no cuenta, lo único importante es el beneficio. De hecho, como ciudadanos del Congo y participantes en esta sesión en Goma en Kivu del Norte, en los alrededores de Kivu del Sur e Ituri, podemos aplicar esta concepción de la economía a la consideración de la guerra interminable que afecta a las personas obligadas dejar sus hogares por la amenaza de las armas… 'déjalos morir'. Esto no le preocupa a las multinacionales y sus gerentes que son sus lacayos. El hecho de que el embajador italiano fuera sacrificado no afecta a sus intereses. El mundo puede conmoverse por un momento al ver levantado un pequeño rincón del velo que cubre los horrores de esta guerra infame, pero inmediatamente después vuelve el silencio impuesto por el dios Mammón, al que sirven los nuevos amos del mundo, los controladores de la bolsa Mundial.
Para mantener la debida proporción, podemos considerar que Max Weber es el antepasado de la economía social de mercado, en particular por su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904/5). Allí muestra cómo los países escandinavos, bajo la influencia del protestantismo, han experimentado un funcionamiento de la economía que puso al hombre en el centro. Según él, la ética protestante generó un capitalismo con rostro humano.
Esto permite comprender por qué la economía social de mercado es favorecida por el Magisterio de la Iglesia a través de su enseñanza social desde Pablo VI y su encíclica Populorum progressio (1967). El mismo Pablo VI adoptó una sensibilidad eclesial sobre el asunto, sensibilidad que se encuentra ya en León XIII en su encíclica Rerum novarum (1891) y en Juan XXIII en su encíclica Mater et Magistra (1961). Sus sucesores han continuado caminando en la misma dirección, como se puede constatar en Juan Pablo II (Laborem exercens, septiembre de 1981; Sollicitudo rei socialis, diciembre de 1987; Centesimus annus, mayo de 1991), Benedicto XVI (Deus caritas est, 2005, capítulo 3: Exhortación apostólica Africae munus, noviembre de 2011) y Francisco (“Laudato si', mayo de 2015; Exhortación apostólica Querida Amazonia, febrero de 2020). En las diferentes posiciones adoptadas en estas ocasiones sobre, entre otras cosas, los temas que estamos considerando, el Magisterio de la Iglesia trata de animar a los cristianos ya las personas de buena voluntad a tener en cuenta al hombre, su dignidad, abogando por una economía atenta al ser humano. Con todo esto, nos damos cuenta de que el espíritu que debe inspirar su oficio al mayordomo en tiene un sólido fundamento magisterial.
En este contexto, ¿qué espíritu debe inspirar al mayordomo? ¿Cuál debe ser su estilo de vida en el ejercicio de su misión? Como respuesta a esta situación y ligado a nuestro ideal de vida, en la base de nuestra concepción de la economía está la creencia en la divina Providencia. Estamos conscientes de que a veces nuestras inversiones económicas, a pesar de todas las precauciones, no dan la rentabilidad suficiente. Por eso debemos vivir, producir, compartir nuestros bienes y al mismo tiempo permanecer humildes pidiendo ayuda y confiando en la Providencia. Y debemos participar en una toma de conciencia de los retos económicos de la economía capitalista globalizada explotando nuestro poder educador de las masas.
Haciéndose eco de todas estas preocupaciones e inquietudes expresadas por los participantes frente a la economía salvaje, el padre Simon nos despierta con proponiendo lo siguiente:
Ante esta agresión de la economía liberal, ¿por qué no poner en marcha una red de venta de los productos de nuestros monasterios (MAC) cuyas condiciones de producción son respetuosas con el Hombre y el medio ambiente? Fomentar la iniciativa privada, asociarnos entre nosotros y con los demás. ¿Crear una cooperativa? ¡Un circuito ético! Porque con las poblaciones que nos rodean somos víctimas de la economía liberal. ¡Los supermercados nos están estrangulando! Estamos condicionados por la publicidad. Por eso tenemos que seleccionar la información que tenemos que consumir.
Para entrar en este circuito debemos darnos cuenta del potencial de lo que pretendemos poner en el mercado. Deben ser productos de calidad y sobre todo éticos para atraer a los clientes que se inclinan por nosotros como alternativa a los supermercados. En el mismo sentido, para promover la solidaridad dentro del funcionamiento de la economía de nuestros monasterios, podemos pensar también en la posibilidad de una cooperativa de salud para nuestros monasterios del MAC como expresión de nuestra atención a la dignidad humana en nuestra búsqueda por una situación financiera sana. Esto sería un buen ejemplo de nuestro esfuerzo productivo poniendo al Hombre en el centro.
En resumen, nuestra principal preocupación es el espíritu que debe animar a quienes tienen la responsabilidad directa de la gestión de la economía, prevista por Benito, el mayordomo y el abad en particular.
Se trata de entrar en el espíritu de la economía según el padre de los monjes occidentales. Esta es la perspectiva de una economía según el espíritu de la Regla. En esta escuela la economía se basa en una espiritualidad.
La vida Monástica según la Regla de San Benito
San Benito concibió la vida monástica como un camino de conversión, de vuelta a Dios a través del trabajo de la obediencia. Y esto después de la fractura de las ilusiones de la voluntad propia y de la autorregulación (cf. RB Pról., 2-3.8). El destino de este camino de regreso a Dios (cf. RB Pról., 1 y ss) es la vida eterna, o simplemente la vida auténtica, el reino de Dios, la vida en comunión con Dios: la bienaventuranza (cf. RB Pról. 42, 5.3.10, 7.11; 72, 2.12).
Cuando Benito hace de la 'vida eterna' el 'reino de Dios' o los 'días felices' el final del camino que emprende el monje de regreso a Dios, no está pensando en “fines últimos”; sino una experiencia ya en la vida presente, de armonía vivida con los que comparten la vida del monje en el mismo monasterio. El lugar concreto de la experiencia de esta bienaventuranza y de esta paz es vivir según los mandamientos de Dios, una vida iluminada por la Palabra de Dios. En otras palabras, san Benito pide a los monjes que emprendan este camino dejándose guiar por la Palabra como fuente principal de acción y luz de su paso cotidiano. (cf. RB Pról. 10-12, 21-22, 25, 29, 33-34, 40).
En conclusión, san Benito quería que la vida monástica fuera como una escuela para aprender a servir al Señor (RB Pról 45) o entregarse totalmente al servicio del Señor.
En la vivencia del ideal evangélico, además de la determinación de hacer de la vida monástica una escuela al servicio del Señor, Benito quería también que la vida monástica fuera un taller en cuyo interior se ejercitara en el arte espiritual (RB 4,75, 78).
El ideal monástico así definido por Benito es responsabilidad del abad. Debe encarnarla y garantizarla, difundiéndola a todos los que con él han edificado la escuela del servicio del Señor y el taller de formación en el arte espiritual.
Perfil y misión del abad según la Regla (RB 2 y 64)
Sobre el perfil y misión del abad según la Regla las reseñas de los capítulos 2 y 64 se completa con otros: 21-24; 28;31-33; 36; 39-41; 44,47-51, 53-57; 60; 66-68; 70.
El abad, en su calidad de garante del ideal que Benito propone a sus discípulos, tiene la misión de guiar a los monjes que le han sido confiados en la realización del ideal de retorno a Dios. Esto es porque hace las veces a Cristo: por medio de él, Dios engendra, o mejor, reengendra, hijos. No es Cristo, pero hace las veces de Cristo con su testimonio y con su enseñanza, enseñando, pero de una manera particular. La enseñanza no es el problema sino la manera de enseñar. Debe enseñar por su palabra, habitado por la Palabra de Dios. Debe conservar esta Palabra, proclamarla, explicarla, pero sobre todo ilustrarla con su ejemplo, su testimonio de vida, su actualización. Por ejemplo, al corregir a otros se corrige a sí mismo. Necesita cuidar de sus monjes, pero con la condición de que los monjes le abran el corazón, dejando al descubierto sus males espirituales, como por ejemplo sometiéndole lo que quieren ofrecer a Dios durante la Cuaresma, para que lo realicen con su oración y no caigan en la presunción y la vanagloria. Esta forma de paternidad abacial, según san Benito, es herencia de la figura de la paternidad espiritual en la tradición de los desiertos de Egipto y en los orígenes del monaquismo, figura inmortalizada en los Apotegmas.
Para que florezca la vida espiritual de sus monjes, el abad debe prestar especial atención a las necesarias condiciones materiales. Dicho de otra manera, por la vida temporal de la que es principalmente responsable. Los superiores son los principales responsables de la vida temporal de los monasterios que les han sido confiados. Concretamente, san Benito prevé que los monjes duerman en buenas condiciones (RB 22) con un dormitorio para ellos, por ejemplo. También debe velar por la calidad de los alimentos y bebidas (RB 39). ¡Es un realista si alguna vez hubo uno! También debe cuidar de los débiles (ancianos, enfermos y niños cf. RB 36 y 37).
Para los enfermos su cuidado va más allá: Benito prescribe que debe haber una enfermería donde los enfermos deben recibir la atención apropiada (cf. RB 36.7-8). Entre los débiles al cuidado del abad, Benito menciona también a los forasteros, peregrinos y huéspedes. Se le encomienda velar por que sean bien recibidos, especialmente acogidos al cuidado de alguien temeroso de Dios (cf. RB 53,16-22). El tema es que nadie debe quedar fuera del cuidado que el abad brinda al monasterio.
Definitivamente la comunidad en la que el monje debe configurarse con Cristo debe tener todo lo necesario a nivel material (cf. RB 66,6). Tenerlo todo es una propuesta universal. Es una comunidad en la que se deben encontrar diferentes instrumentos para diferentes tareas. Se pide al abad que haga un inventario (RB 32,3). ¿Por qué no pensar en realizar un inventario anual en nuestros monasterios?
El abad debe también procurar que los monjes de su comunidad puedan tener lo que necesario para su trabajo, esforzándose sobre todo por adaptarse a cada persona (cf. RB 2, 23-32; 33, 5).
La misión del abad consiste, por lo tanto, en que todos los miembros estén en paz (RB 34.5). Un mínimo de paz haría de nuestros monasterios un paraíso. Lo que lo hace imposible es nuestro pecado. Todos los miembros, incluso aquellos por los que no se tiene un buen feeling, deben vivir en paz, porque en el seno de la casa de Dios que gobierna el abad nadie debe estar triste ni preocupado (RB 31,19). Cada mañana debe mirar a cada miembro de la comunidad para comprobar el estado de ánimo: ¿está interiormente en paz o afligido? ¿Tiene ella o él problemas?
La salud económica del monasterio es una dimensión importante para el desarrollo de la salud psicológica y espiritual de cada miembro. Es un factor de paz, de armonía para cada vocación monástica. Por eso en la Regla, el abad aparece como administrador de una autoridad superior a la que debe rendir cuentas (cf. RB 2,1; 4.7-8, 20-21). Es el administrador del monasterio en su conjunto en todo lo que toca tanto a la vida material como a la vida espiritual, con una atención particular a cada persona, tratando de adaptarse a cada uno. El abad es administrador de personas antes que administrador de los bienes. Si administra los bienes es sólo porque están al servicio de las personas en su proceso de retorno a Dios. Por lo tanto, las personas tienen primacía sobre los bienes.
Para no apartarse de su misión espiritual, el abad delega su poder en el mayordomo y otros ayudantes, colaborando con ellos. Además de gestor es también maestro de la Palabra de Dios que debe actualizar. Junto con ser un administrador, es un padre en referencia a Cristo, y debe velar por sus monjes, amándolos como Dios ama a sus hijos, cuidando de que tengan pan para comer. En última instancia es un pastor, un médico. Está llamado a tener compasión y cuidado, a cuidar especialmente de los que están en dificultad. Los superiores de las comunidades deben aprender a veces a desvelarse para merecer su papel de padre o de madre. ¡No tiene mérito ser el único perfecto dentro de una comunidad de delincuentes... Juntos debemos llegar al final de la carrera! (cf. RB 72).
La espiritualidad del mayordomo debe esbozarse junto a la del abad por el hecho de que el mayordomo actúa como un padre, imitando a su abad y engendrando hijos para Dios. Según los datos de la Regla, la identidad y la misión del abad que repercuten en la espiritualidad del mayordomo es en relación con la justicia y la paz. Esta espiritualidad quiere que:
• En el mayordomo está patente el temor de Dios, sea virtuoso, revestido de la Palabra de Dios para ser transfigurado por ella, encontrando en ella consuelo y fuerza.
• Debe ser obediente, sumiso, dócil y atento (cf. RB 31,4).
• Debe ser caritativo, solidario, perspicaz, dispuesto a dar un lugar especial a los débiles en la convicción de que los bienes confiados a las personas deben ponerse ante todo a disposición de los débiles. Es un ministerio diaconal de servicio.
• Debe tener una responsabilidad con respecto a las personas y posesiones en el desarrollo de una libertad con respecto a las cosas mundanas, desarrollando también una confianza en la Providencia.
• Debe ser humilde, abierto a la colaboración sabiendo que es un siervo inútil.
• Debe ser honesto.
En el fondo, tanto el mayordomo como el abad están invitados a vivir una espiritualidad de la Cruz. El mayordomo es quien vela por lo temporal para la salvación de las almas. Por este hecho el abad y el mayordomo se vinculan en una colaboración especial en la confianza, la fe, la paz y la armonía.
[1] El padre Simon Madeko es el prior de la comunidad benedictina de Mambré (RDC).
Monacato cisterciense del rito Ge'ez
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Liturgia
Dom Négusse Woldai, ocist
Abad Ocist de la comunidad de Asmara (Eritrea)
Monacato cisterciense del rito Ge'ez
Ge'ez es el idioma abisinio clásico que hoy en día se usa solo como idioma litúrgico. En nuestro monasterio rezamos las Horas en Ge'ez pero las lecturas de la Escritura y los Padres están en tigrigna en Eritrea y en amárico en Etiopía, ambos derivados de ella.
Desde el principio, la intención de la Iglesia y de nuestro fundador, el Venerable Abba Fesseha Ghebreamlak, fueron erigir un monacato católico para los católicos nativos, junto con la Iglesia ortodoxa hermana existente de Abisinia (Etiopía y Eritrea).
Por iniciativa y mediación de la Congregación para las Iglesias Orientales, la Congregación Cisterciense de Casamari se convirtió en la cuna del proyecto, al acoger al futuro fundador Abba Fesseha Ghebreamlak, que era sacerdote diocesano, y a otros que siguieron sus pasos. Las constituciones de la Congregación de Casamari, desarrolladas según la Regla de San Benito (RB), con la clara intención de seguir el Rito Ge'ez una vez que regresaran a casa y establecieran la vida monástica cisterciense en Eritrea.
En 1940, el primer grupo de cistercienses, formado por tres italianos y cuatro eritreos, llegó a la capital de Eritrea, Asmara, para establecer su primer monasterio en una localidad llamada Beleza, 13 km al norte de la capital. Más tarde, en 1948, el monasterio se trasladó a Asmara.
Como común observancia cisterciense, vivimos bajo el lema: “Ora et labora”.
Vida litúrgica
Nuestra salmodia comprende 150 salmos y 15 cánticos de los profetas; es continua, y distribuida a lo largo de dos semanas. Esto significa que cada dos semanas comenzamos con el Salmo 1.
La liturgia monástica de las horas en la semana incluye:
1. Primer nocturno: Contiene los respectivos salmos y lecturas de la Escritura, seguido de una breve oración llamada Liton.
2. Segundo nocturno: Salmos respectivos y lectura de los Padres seguida por Weddasie Mariam (alabanza a la Virgen María de San Efrén el Sirio).
3.Laudes: Salmos respectivos seguidos de Kidan Zalalit (de Testamentum Domini ) I y II.4. Divina Liturgia (Santa Misa).
5. Tercera y sexta a las 12:30 h.
6. Vísperas a las 18:15 todos los días (15:30 en Fiestas…).
7. El Capítulo y Completas a las 20:45 hrs, concluyen con la Salve Regina en lengua ge'ez.
Los domingos y festivos, nuestra salmodia es el Oficio Divino Catedral según la liturgia del rito Ge'ez. Como es habitual, el día anterior se cantan las Vísperas, luego de madrugada comienza la Vigilia con el canto del gallo, es decir, a las 03:00 o 04:00 am hasta la Divina Liturgia o la Santa Misa. Los domingos ordinarios tienen su propio tema y nombre.
Durante el Oficio Catedralicio utilizamos los instrumentos musicales tradicionales como tambores, sistros y bastón o bastón coral de apoyo, danza litúrgica acompañada de palmas y voces ululantes de madres y hermanas. Aquí los fieles también se unen durante esta salmodia.
Disponemos de nuestro Leccionario tradicional y Calendario Litúrgico (12 meses de 30 días cada uno más 5 o en año bisiesto 6 días suplementarios). Insertamos algunas fiestas del santoral y conmemoraciones de la Iglesia Romana y Benedictina. De acuerdo con la tradición de la Iglesia Católica de Ethio-Eritrea, la Divina Liturgia diaria se celebra en voz baja o con cantos, mientras que la tradición de la Iglesia Ortodoxa Hermana siempre se canta los domingos, los días festivos y en ocasiones especiales, como el matrimonio, los servicios funerarios o la Misa de réquiem, el bautismo de infantes o los sacramentos de confirmación y comunión (es decir, sacramentos de iniciación), son administrados simultáneamente, etc.
El ayuno se observa estrictamente casi 200 días al año. En la tradición de la Iglesia Ortodoxa, en los días de ayuno, la Divina Liturgia se celebra a partir del mediodía, mientras que nosotros la celebramos por la mañana.
Viktor Josef Dammertz (1929-2020)
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Grande figuras de la vida monástica
P. Cyrill Schäffer, OSB
Monasterio Sankt Ottilien (Alemania)
« Por ti, contigo »
Viktor Josef Dammertz (1929-2020)
Archiabad, Abad Primado, Obispo, Monje
Josef Dammertz nació el 8 de junio de 1929 en Schaephuysen, en la zona del Bajo Rin. La familia de su madre era originaria de los Países Bajos. Su padre, Wilhelm Dammertz, creció en una granja en Schaephuysen hasta que, tras su matrimonio con Engeline Schepens, se hizo cargo de una panadería que había montado su suegro, ya fallecido. Tenían dos hijos, Josef y Marga.
Josef, fuertemente vinculado a la asociación católica de jóvenes de Neudeutschland, donde profundizó su fe y desarrolló el arte del servicio, cuando llegó al último año de la educación secundaria anunció a sus padres que quería ser sacerdote.
Así fue como en el segundo semestre de 1950 ingresó en el Collegium Borromaeum, el seminario de la diócesis de Münster. Prosiguió sus estudios en Innsbruck, donde se alojó en el colegio de los jesuitas, el Canisianum. En la universidad tuvo la oportunidad de asistir a conferencias de reconocidos profesores como Andreas Jungmann y Hugo y Karl Rahner. Ya en ese momento, en el tercer año de estudios, habiendo conocido el monasterio misionero de St Ottilien en la Alta Baviera, se sintió atraído por el espíritu de la Iglesia universal y la vida religiosa que allí reinaba.
El 12 de septiembre de 1953 entró en St Ottilien, donde se le dio el nombre de Viktor, en memoria del antiguo mártir cristiano Víctor de Xanten. Después de su primera profesión prosiguió estudios teológicos en la universidad benedictina de San Anselmo en Roma. Al termino de los cuales, fue ordenado sacerdote en 1957.
Su lema como Abad Primado expresa claramente su visión del servicio sacerdotal, 'Sacerdote de Jesucristo, al servicio de la humanidad'.
Se le pidió que estudiara derecho canónico, pues el abad de ese momento, Dom Suso, necesitaba un secretario con conocimientos en esta materia. Obtuvo su doctorado summa cum laude con una tesis sobre 'El Derecho Constitucional de las comunidades monásticas benedictinas en la historia y en el presente'. Obviamente con esta tesis y en vista de su capacidad intelectual se le podría haber ofrecido una carrera académica, pero parece que nunca se lo planteó seriamente.
En el sexto Capítulo General de St Ottilien en 1960, el P. Viktor fue llamado al cargo de secretario de la Congregación, y al mismo tiempo el Archiabad Suso lo nombró su secretario personal. Incluso si el papel de secretario abacial parece algo secundario, P. Viktor pudo ejercer una influencia moderadora en muchos aspectos sobre su superior y equilibrar las tensiones entre el archiabad y la comunidad. Como experto en derecho canónico de la Congregación, P. Viktor desempeñó un papel esencial en la revisión de las Constituciones de los Misioneros Benedictinos, adoptadas en 1970. Su colaboración consultiva también fue muy apreciada por otras Congregaciones benedictinas y no benedictinas. Participó notable e intensamente en la elaboración de las Leges Propriae posconciliares de varias Congregaciones benedictinas.
A principios de 1975 el Archiabad Suso se vio obligado a dejar su cargo a causa de un grave cáncer. No fue una sorpresa cuando el P. Viktor fue elegido para sucederlo. Como nuevo abad del monasterio, el P. Viktor continuó prodigando su servicio personal a su predecesor, quien se había mantenido hasta la elección, pero murió pocos días después, el 12 de febrero.
El Archiabad Dammertz eligió como lema 'Iter para tutum', una frase programática tomada del 'Ave Maris Stella'. Por una parte, expresa su piedad mariana, pero también su conciencia de vivir en un tiempo de tumultuosos cambios en los que es necesaria la guía de una estrella.
Al asumir sus funciones, el Archiabad Viktor contrajo todo un entramado de obligaciones y especialmente de reuniones, de asistencia a los actos de la Diócesis de Augsburgo, como Misas solemnes, confirmaciones, todo tipo de manifestaciones, en el propio monasterio con sus numerosos anexos como la escuela, las parroquias, las cinco casas dependientes, y por supuesto en las demás casas de la Congregación que esperaban indicaciones del Presidente de la Congregación, especialmente en las Iglesias jóvenes. Aunque el mandato del Archiabad Viktor iba a durar sólo dos años y ocho meses, pudo aportar cierta estabilidad a la Congregación en el turbulento mundo posterior al Concilio. En su propio monasterio pudo poner en marcha un Liceo para la diócesis de Augsburgo, lo que aseguró la permanencia de la escuela.
En septiembre de 1977, el archiabad Viktor participó en el Congreso de Abades de la Confederación Benedictina en Roma, donde durante algunos años fue secretario de la Comisión Canónica y desempeñó un importante papel en la revisión del Derecho propio. Además del asunto del futuro del Colegio de San Anselmo, el congreso trabajó sobre la nueva ley religiosa de los benedictinos. El archiabad Viktor como canonista dio una contundente y novedosa conferencia sobre el tema. Un poco más tarde, el 20 de septiembre, el abad primado Rembert Weakland sorprendió a los abades reunidos al anunciar que había sido nombrado arzobispo de Milwaukee y que renunciaba a su cargo con efecto inmediato. Se organizaron nuevas elecciones para encontrar un sucesor. A partir del 22 de septiembre las voces de los abades se centraron en el archiabad de St Ottilien que no sólo era el jefe de uno de los más grandes monasterios de la orden benedictina, sino que poseía la competencia que tanto se necesitaba en materia de derecho religioso. La comunidad de St Ottilien fue informada de las operaciones en curso en Roma, pero cuando el Prior Paulus Hörger envió un fax en nombre de la comunidad, diciendo: 'No aceptes bajo ningún pretexto', el arzobispo ya había respondido favorablemente al voto del Congreso y abandonaba así su función de abad del monasterio y de presidente de la congregación de Sankt Ottilien.
En los años siguientes, el abad primado Viktor logró calmar un poco las agitadas relaciones dentro del Colegio Benedictino. Tuvo a su lado colaboradores altamente calificados como el Rector Magnus Löhrer (1928-1999) y el prior Gerhard Békés (1915-1999). A pesar de la disminución del número de estudiantes de la Orden, la Universidad experimentó un período de prosperidad académica gracias a un número de profesores de alta calidad que elaboraron juntos, entre otras cosas, la obra de referencia posconciliar Mysterium Salutis.
El Abad Primado Viktor pudo ser de gran ayuda en muchas ocasiones en el momento de la necesaria revisión de las Constituciones de la Congregación; participó en la revisión de la ley religiosa y fue miembro de la Comisión para la interpretación auténtica del derecho canónico. En el transcurso de los 14 años que pasó al frente de la Confederación Benedictina, dos veces reelegido, el abad Viktor visitó más de 750 comunidades masculinas y femeninas en el curso de innumerables viajes por todo el mundo. Uno de los puntos fuertes de su mandato fue la organización del gran jubileo de san Benito en 1980, durante el cual el 1500 aniversario del nacimiento del padre de la Orden benedictina. En esta ocasión se reunieron en Roma 500 abades de la familia benedictina. En San Anselmo, la biblioteca situada en la antigua cripta de la iglesia abacial es el principal legado arquitectónico de la actividad del Primado.
En una entrevista de 1992 expresó su concepción de su ministerio diciendo que el Abad Primado debería promover en los monasterios benedictinos la conciencia de que todos formaban parte de una 'gran comunidad mundial'. Enfrentándose a las fuerzas centrífugas en el seno de la Orden, el Abad Primado trató de promover la unidad sin menoscabar la legítima y vital diversidad en el seno de la Orden. Su servicio de mediación incluyó también la construcción de puentes entre las hermanas y las monjas de la Orden que, en la concepción de la época, estaban separadas en mundos diferentes. En su mediación el Abad Primado prefirió el reconocimiento mutuo de los legítimos principios benedictinos, que comparó con Marta y María. Sugirió que las dos secretarías separadas para monjes y monjas benedictinas deberían unirse.
En el congreso de abades de 1992, el abad de Collegeville, Jerome Theisen (1930-1995) fue elegido para sucederlo. Después de la expiración de su mandato el 20 de septiembre de 1992, el P. Dammerts esperaba una jubilación más tranquila en su monasterio, aunque se cuestionaba su nombramiento en la Congregación para los Religiosos del Vaticano. Sin embargo, en medio de un retiro privado antes de la Navidad de 1992, el Nuncio Apostólico lo llamó para decirle que el papa Juan Pablo II lo había nombrado 78° obispo de Augsburgo.
En su residencia oficial, el palacio episcopal frente a la catedral de Augsburgo, el obispo Viktor instaló una pequeña comunidad doméstica con su secretario, el doctor Christian Hartl, su hermana Marga y dos hermanas franciscanas de María, con quienes celebraba el Oficio y la Eucaristía. Él mismo describió la situación como 'un pequeño convento' y encontró agradable continuar algo de vida comunitaria monástica en el episcopado.
Entre los acontecimientos que marcaron su mandato, conviene mencionar algunos que el mismo obispo Viktor Josef tuvo especial aprecio. Entre ellos, la firma de la 'Declaración Común sobre la Doctrina de la Justificación', el 31 de octubre de 1999 en Augsburgo, el gran día de la fe con motivo del Año Santo 2000 en el Rosensaustadion de Augsburgo, y la canonización de Crescentia von Kaufbeuron en Roma el 25 de noviembre de 2001, y justo al final de su mandato el 'Año Vocacional' que proclamó en diciembre de 2003, en el transcurso del cual era ciertamente importante rezar por las vocaciones sacerdotales, pero sobre todo descubrir todos los modos de vida como vocación y don. Como muestra una diversidad tan amplia de eventos, el obispo Viktor quería tocar y logró tocar en diferentes registros que incluían tanto la piedad popular como los nuevos desarrollos teológicos y eclesiásticos en el mundo.
El 8 de julio de 2004, al cumplir 75 años, el Papa Juan Pablo II aceptó su solicitud de retirarse del cargo de obispo y pudo retirarse a un lugar que se había convertido para él en un lugar familiar de descanso luego de muchas vacaciones allí: el convento de las hermanas benedictinas y el pueblo de los niños de St Alban, donde sirvió a las hermanas como director espiritual. Su hermana Marga lo acompañó a su retiro en St Alban. Muchos amigos y compañeros lo visitaron allí hasta que en enero de 2015 las crecientes enfermedades de la vejez le sugirieron trasladarse a la enfermería de St Ottilien. Allí, se lo podía encontrar con frecuencia en la gran sala común, donde revisaba una pila de libros y reseñas colocadas a su lado.
Una repentina pérdida de fuerzas le impidió asistir a la ordenación episcopal de su segundo sucesor y, después de varios días de creciente debilidad, se despidió con plena conciencia. Su funeral tuvo lugar en la catedral de Augsburgo, presidido por el cardenal Reinhard Marx, mientras su sucesor, Bertram Meier, pronunciaba la homilía. Ahora yace en la cripta de la catedral.
Tras esta semblanza biográfica debemos examinar más de cerca la impronta benedictina de este obispo religioso. En su primera entrevista después de la ordenación episcopal, se le preguntó de manera algo provocativa si una vida monástica en clausura era una preparación útil para las vastas responsabilidades de un obispo. El nuevo obispo coincidió en que el espacio de una vida monástica era muy diferente al de una pastoral diocesano. Sin embargo, mencionó también las ventajas vinculadas a la experiencia. Entre ellos la importancia de la profundización del espíritu para el futuro de la Iglesia, y la valoración de la diversidad en la unidad, ya que esto exige la aceptación mutua y el diálogo. Al final de su mandato, el obispo Viktor subrayó estas ventajas aún más masivamente:
'La vida monástica según la Regla de San Benito me ha marcado profundamente, y los valores y actitudes fundamentales que me han sido transmitidos me han ayudado igualmente como obispo. La imagen que da Benito de un abad se puede adaptar a un obispo con bastante facilidad. La búsqueda del equilibrio entre ora y labora, entre oración y trabajo, es también un desafío permanente para un obispo. La virtud de la sabia moderación –Benito la llama discretio y la considera la madre de todas las virtudes (RB 64.19)– impide al obispo adoptar posiciones extremas”.
Sobre la base de la imagen benedictina del abad, Viktor-Josef pudo establecer un espejo de un obispo benedictino, e incluso estimar que la dirección de una parroquia no era, por cuestiones fundamentales, tan lejana a la de un monasterio.
El estilo de vida del obispo, siempre en torno a la meditación, atrajo a un cierto número de detractores, que consideraban que carecía de energía y decisión. Pero en general el portavoz del consejo de sacerdotes de la diócesis expresó el sentimiento de todos con estas palabras: 'La vida según la sabia Regla de san Benito es para nosotros un ejemplo y un estímulo, especialmente en su espiritualidad y estilo de guía.'
En lo que sigue me gustaría retomar esta apreciación aun cuestionándola suavemente: ¿debería un funcionario benedictino de los siglos XX y XXI seguir efectivamente las indicaciones de san Benito o entrar en el campo abierto de una reinterpretación creativa y personal?
El obispo Viktor describe así su concepción del ministerio:
'Es una de las tareas más importantes de un abad preservar, promover y recrear incesantemente la unidad de la comunidad contra toda oposición. Esto no es menos cierto para un obispo diocesano en una Iglesia que sufre cada vez más la polarización. Diferentes grupos rápidamente llegan a acusarse unos a otros de no ser más 'católicos' o de constituir una 'secta'. La tarea del obispo es refrenar los excesos de ambos lados y para el resto mantener unidos a los grupos que se desvían y llevarlos a la mediación´.
De esta declaración se pueden sacar dos conclusiones. En primer lugar, para describir la tarea del liderazgo de la Iglesia, Mons. Viktor recurre a la imagen benedictina del abad del capítulo 2 de la Regla, según la cual el superior de una comunidad debe estar al 'servicio de temperamentos muy diversos' (2, 31). Por otra parte, valora la sabia consideración de la diversidad humana por un deseo fundamental de unidad y mediación, ya sea en las comunidades monásticas o en la Iglesia local y universal. Aunque esto corresponda enteramente a la actitud benedictina, tal servicio de la verdad nunca se expresa explícitamente en la Regla.
Otro marcado rasgo del obispo Viktor Josef que a menudo se elogia es su capacidad de trabajo en equipo. Los involucrados destacan su capacidad de escucha, su paciencia y el tiempo que dedicaba a los demás. Así podían explicar su punto de vista y experimentar su valoración, incluso en casos de persistente divergencia. Es bien sabido que la Regla comienza con una invitación a la escucha. Recomienda a los monjes escuchar las palabras del Maestro, es decir, las palabras de Cristo, y estar abiertos a ellas. Sobre este principio básico se invita al abad a escuchar los consejos de los hermanos (RB 3.1). Más adelante se establece que él mismo debe decidir cuál es el camino correcto. Por tanto, hay que reconocer que la Regla de Benito tiene ciertos rasgos de decisión democrática, aunque su modelo de autoridad sigue siendo esencialmente el de una monarquía. Las restricciones actuales sobre el poder abacial por parte del Capítulo y el Consejo son desarrollos posteriores. Las imágenes de la búsqueda de la verdad por medio del diálogo que nos parecen tan obvias no corresponden a los reflejos del monacato primitivo.
Estas breves reflexiones no pretenden negar el innegable sello benedictino del estilo de vida y de la dirección del obispo Viktor Josef, que él mismo subrayó. Pero sí invitan a una aplicación reflexiva de la fórmula tantas veces estereotipada de 'espiritualidad benedictina'. La Regla ofrece posibilidades de interpretación casi ilimitadas. Los círculos tradicionalistas e integristas se refieren a ellos tanto como cristianos liberales y abiertos al diálogo. En el caso del obispo Viktor Josef se trataba de una aplicación muy personal del carisma benedictino que resultó de su propio carácter, experiencia y de su vida y sabiduría. Quizás esté más relacionado con Viktor Dammertz que con San Benito. Tal vez más de acuerdo con la tradición benedictina. Al obispo Viktor le gustaba caracterizar esta tradición con la expresión 'diversidad en la unidad'. Ambos son importantes, tanto la diversidad como la unidad, pero como subraya Viktor Dammertz al poner la diversidad en primer lugar: la diversidad tiene una pequeña prioridad.
La Fundación Benedictus
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La Fundación Benedictus
Dom Jean-Pierre Longeat, OSB
Presidente de AIM
Los Amigos de los Monasterios del Mundo (AMTM) y la AIM (Alliance inter-Monasterios) han creado conjuntamente la Fundación Benedictus bajo los auspicios de la fundación Caritas France. La Fundación tiene un objetivo de interés general sin fines de lucro en concordancia con la Fundación Caritas Francia. Su misión es la de proporcionar apoyo moral y financiero para promover actividades de desarrollo social, cultural, económico y ambiental, al servicio de la promoción y la dignificación de las poblaciones desfavorecidas vinculadas a fundaciones monásticas en todo el mundo, que viven bajo la Regla de San Benito fuera Europa Occidental y América del Norte.
¿Por qué se formó Benedictus?
La nueva fundación se creó para poder emitir recibos de donaciones deducibles de IFI (Impôt sur la Fortune Immobilière), recibir legados y llegar mejor a nuevos donantes y amigos de los monasterios.
Enlaces a AIM y AMTM
Esta Fundación fiduciaria complementa la labor de la AIM que recibe ayuda financiera directa de parte de monasterios y diversas organizaciones y de particulares para apoyar los proyectos que no entran en el ámbito de la Fundación Benedictus, como la formación de religiosos, la construcción y renovación de edificios religiosos, actividades rentables de los monasterios, etc. La asociación de AMTM continuará su campaña de sensibilización al apoyo a la vida monástica en África, Asia, América Latina, Oceanía y Europa del Este.
¡Gracias por su lealtad! No duden en contribuir en la forma que mejor se adapte a sus posibilidades, y a estar seguros de nuestra oración y de nuestra fraternidad.
Enlace a la página de la Fundación Benedictus en el sitio de Caritas Francia:
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Evolución de las Congregaciones benedictinas desde une perspectiva femenina
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Evolución de las Congregaciones benedictinas desde une perspectiva femenina
Madre Franziska Lukas, OSB
Abadesa de Dinklage (Alemania)
Me han invitado esta mañana a hablar sobre las Congregaciones benedictinas desde un punto de vista femenino. Cuando leí el título propuesto, pensé que les podría interesar más conocer la experiencia que hemos tenido cuando emprendimos el camino de erigir la Congregación Benedictina Europea de la Resurrección. Es, por supuesto, la visión de una benedictina, y no aborda directamente la situación de las trapenses, cistercienses u otras órdenes.
Contexto General
Seguramente que todos están familiarizados con la historia general de Cor Orans: en 2014, se envió un cuestionario del CIVCSVA en Roma a todos los monasterios de monjas. Sin embargo, muchos lo recibieron solo después de un largo retraso y algunos nunca lo recibieron. Esto fue especialmente cierto para nosotras monjas benedictinas. Afortunadamente, ese año estuvimos juntas para el Simposio de la CIB. En este Simposio estaba prevista una audiencia papal, que fue cancelada por el Vaticano con muy poca antelación. Esto nos dio el tiempo y la oportunidad de hablar y comunicarnos sobre el cuestionario. Para nuestra sorpresa, descubrimos que estábamos de acuerdo en nuestra respuesta en la mayoría de las preguntas básicas.
En 2016, se publicó la Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere: todavía no podemos decir en qué medida nuestras respuestas y las respuestas de otras monjas al cuestionario, fueron incorporadas a este documento.
A continuación, en 2018, se publicó la Instrucción Cor orans; planteando las nuevas normas que se espera que asumamos en obediencia. Algunas normas han aumentado la responsabilidad de las monjas, otras no son compatibles con nuestra vida actual.
Cor orans fue el catalizador de tres movimientos:
1. Colaboración a diferentes niveles, especialmente en lo que se refiere a la molestia que suele causar la duración del período de formación.
2. Contacto con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada (CCLSAL) a nivel internacional, europeo y nacional, en nuestro caso alemán.
3. Desarrollos y cambios en curso entre las propias comunidades de monjas, por ejemplo:
– En España, donde las comunidades de monjas ya formaban una congregación monástica; en Filipinas, donde las tres comunidades de monjas comenzaron a formar una congregación monástica; en Europa, once monasterios fundaron una nueva congregación europea. Ya han sido aprobadas las Constituciones de todas estas congregaciones.
– Para monasterios individuales que decidieron unirse a federaciones o congregaciones ya existentes.
– Federaciones haciendo ajustes a sus normas - en algunos casos considerando pedir dispensas (por ejemplo, extender el tiempo extendido de formación).
Estas pocas referencias pueden ser suficientes en el marco de esta perspectiva general sobre esta materia.
Sobre la nueva Congregación Benedictina Europea de la Resurrección
Podría describirlo desde dos ángulos:
Primero, el proceso por el que pasó nuestra comunidad en Dinklage: cada monasterio de nuestra Congregación tuvo que seguir su propio proceso y decidir cómo quería que Cor Orans influyera en su futuro. Para nosotras en Dinklage tuvimos diferentes razones que nos llevaron a preferir crear una nueva congregación monástica, como la que hicimos. Nos parecía que construir algo nuevo “solo” en Alemania era demasiado limitado, porque tenemos diferentes nacionalidades en la comunidad, pero construir una congregación verdaderamente global, parecía demasiado amplio.
En segundo lugar, vemos una congregación monástica de “mujeres”, como un signo que se nos pide en este momento de la Iglesia, ya que Roma nos ha dado el poder para hacer precisamente esto; nuestras experiencias a este respecto son parte de una larga historia.
• Proceso de desarrollo del grupo de comunidades que ahora pertenece a la congregación recién erigida.
La iniciativa fue tomada por dos monasterios en Bélgica: preguntaron a otros monasterios si estaban interesados en las redes existentes que se han desarrollado durante las últimas décadas (UBB, ADSUM, CIB).
El objetivo desde el principio fue desarrollar una Congregación monástica, no una Federación. Estuvimos de acuerdo en privilegiar ese camino porque queríamos ser jurídicamente independientes del obispo.
Estábamos haciendo esto pensando que era bueno para nosotras, no porque Roma lo pidiera (aunque Roma finalmente dio el impulso). Inmediatamente descubrimos que tomar este riesgo y abrirnos a esta aventura nos daba energía. Vimos beneficios en la construcción de una comunidad de esta manera, nueva y más grande.
Preservar la diversidad: ese fue y sigue siendo un punto importante para todas nosotras, porque cada una de las comunidades tiene una historia, un estilo de vida, una tradición y una cultura muy diferentes.
Se compartió la idea de vivir en una “Europa” común.
• Pasos para la elaboración de Constituciones
En la primera reunión en octubre de 2018, decidimos tener una Comisión Jurídica con cuatro superioras y la hermana Scholastika Häring (Dinklage) como coordinadora. Esta Comisión redactó varios borradores a medida que avanzaban en cada paso. Cada borrador que salía de la comisión se enviaba a las superioras que lo discutían y ajustaban. Luego, el texto fue entregado a cada una de las comunidades.
Cada vez, aportamos con preguntas y comentarios que se debatían en nuestras comunidades y luego en base a todo esto, tomamos decisiones en la siguiente conferencia de superioras. Esto continuó paso a paso durante varios borradores.
Antes de presentar el texto final, pedimos a la hermana Eleonora, ocso (Glencairn), y al hermano Hugues Leroy, osb (Francia), que releyeran el texto: había, por tanto, una mujer y un hombre y, por otro lado, un angloparlante y un francés. Después de recibir sus comentarios, tuvimos una última reunión de superioras para discutirlos. El texto final pasó a cada una de las comunidades que luego lo votaron.
• Contenido de las Constituciones:
Escribimos un Preámbulo como nuestra "identidad común"; en eso enfatizamos, que vivimos nuestra vida de acuerdo con Perfectae Caritatis n°9. Nuestra Congregación sería “monástica” y no un Instituto enteramente dedicado a la contemplación (PC n°7).
Las Constituciones fueron redactadas sobre el principio de:
- tanto como sea necesario, lo menos posible,
- Destacamos la importancia de las normas monásticas, (por ejemplo: mandato de la abadesa, duración y composición del Consejo, periodicidad de las visitas canónicas).
- Queríamos evitar la estandarización; esta no es posibles ni deseada en las áreas de liturgia, hábito o apostolado. Todos nuestros monasterios deben vivir según su lugar y su tradición.
Comenzamos el proceso en octubre de 2018 y para la primavera de 2020 las Constituciones estaban casi terminadas. Luego vino el confinamiento durante el cual pudimos encontrarnos solo por zoom. Sin embargo, pudimos hacer que esto funcionara y logramos terminar la redacción de nuestras constituciones. En noviembre de 2020 tuvimos una reunión virtual de superiores durante la cual aprobamos las Constituciones y luego las enviamos a las comunidades para que votaran.
Incluso en esta etapa, seguía siendo imposible que las superioras se reunieran en persona, así que nos reunimos virtualmente y tomamos la decisión de preparar todo para Roma y luego enviarlo.
Además de las propias constituciones, teníamos que enviar las actas capitulares de la votación para unirse a la congregación, las actas capitulares sobre la votación de las constituciones, el decreto de cada monasterio sobre la erección de la Congregación y una breve descripción de cada monasterio. Una de las superioras fue autorizada a hablar en nombre de todas nosotras.
¡Aquí estamos! En noviembre de 2021 preparamos el capítulo general que se realizará en febrero en nuestra comunidad de Suecia. Allí elegiremos a la presidenta, el consejo, etc. y, por supuesto, celebraremos que hemos llegado a este punto.
Los monasterios de la nueva Congregación son
• Alexanderdorf, Alemania
• Dinklage, Alemania
• Egmond, Países Bajos
• Hurtebise, Bélgica
• Kaunas, Lituania
• Liège, Bélgica
• Montserrat, España
• Oosterhout, Holanda
• Simiane-Collongue, Francia
• Steinfeld/Bonn, Alemania
• Vadstena, Suecia
Conclusión del informe sobre la evolución de la Confederación benedictina
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Conclusión del informe sobre la evolución de la Confederación benedictina desde 140 años,
entregado al sínodo de los Abades presidentes (septiembre de 2021)
Thomas Piazza[1]
y el P. Geraldo González y Lima, osb[2]
Una visión global de la Confederación Benedictina basada en varios catálogi, documenta las principales tendencias de los últimos 140 años de historia benedictina. Parecieran haber cuatro períodos principales:
1880-1935: Después del renacimiento y restauración de la vida monástica en la segunda mitad del siglo XIX, el número de monjes y monasterios aumentó en forma rápida hasta la Segunda Guerra Mundial. Aunque el aumento se desaceleró durante la Primera Guerra Mundial, la principal tendencia de rápido crecimiento continuó hasta 1935.
1950-1965: después de la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento continuó, aunque a un ritmo más lento, alcanzando su punto máximo durante la década de 1960.
1965-1980: Las décadas de 1960 y 1970 representaron un período de innovación y reforma tanto en los monasterios como en la Iglesia en su conjunto. Sin embargo, ese dinámico período estuvo acompañado por un éxodo significativo (una caída de alrededor del 20 por ciento en el número total de monjes) entre 1965 y 1980. Sería muy interesante poder analizar la distribución de edades en los monasterios antes y después de ese periodo.
1980-2020: después de 1980, el número total de monjes siguió disminuyendo, pero a un ritmo más lento. El número de monjes ordenados disminuyó un poco más rápidamente, ya que los sacerdotes mayores fallecieron y en proporción se ordenó un número menor de monjes. Parece que ahora estamos entrando en un período de contracción y consolidación. Pero no es nuestro propósito proyectar estas tendencias hacia el futuro. Simplemente queríamos mostrar la situación hasta el presente.
Nos gustaría enfatizar que estas tendencias para la Confederación como un todo, no reflejan necesariamente lo que está sucediendo en cada congregación en cada lugar del mundo. Es por así decirlo, solo una vista a vuelo de pájaro.Tenemos la intención de llevar a cabo más análisis geográficos y congregacionales en el futuro, además de dos análisis de este tipo publicados hasta ahora.
En conclusión, queremos subrayar el valor del Catalogi Monasteriorum OSB para comprender las tendencias de membresía en la Confederación Benedictina. Tenemos una gran deuda de gratitud con los primeros miembros de la Confederación que tuvieron la previsión de recopilar y publicar estos valiosos documentos. Depende de todos nosotros hacer un uso efectivo de ellos para ayudarnos a comprender la situación actual y planificar el futuro.
[1] Thomas Piazza es un diseñador de investigación de encuestas y estadístico jubilado de la Universidad de California, Berkeley. Fue monje benedictino de St. Leo Abbey en Florida durante la década de 1960.
[2] Geraldo González y Lima, OSB, es monje de la Abadía de São Geraldo en São Paulo, Brasil, y se desempeña como Tesorero de la Confederación Benedictina en Roma y como vicepresidente de la Comisión Internacional de Educación Benedictina.
Informe del Secretario General de la DIM
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Informe del Secretario General de la DIM
28 de octubre de 2021
Padre William Skudlarek, OSB
Las continuas restricciones a los viajes y las reuniones para detener la propagación del coronavirus limitaron severamente las actividades de la DIM en 2021, las patrocinadas por la Secretaría y las actividades a nivel de las Comisiones Regionales. Un diálogo en curso con los musulmanes chiítas, que se pospuso hasta 2020 y debía tener lugar en Viena (Schottenstift) a principios de este mes, nuevamente se tuvo que posponer. Esperamos reunirnos en mayo de 2022.
La reunión anual de las Comisiones Europeas de DIM-MID estaba prevista para septiembre de este año en Ligugé, pero nuevamente se suspendió. Se había incluido un día con miembros del nuevo Centro Internacional de la Comunidad Mundial de Meditación Cristiana (CMMC), en Bonnevaux, para discutir cómo DIM y CMMC podrían colaborar en los programas del Centro.
También se retrasó el Capítulo General de la Congregación de Sankt Ottilien, que incluía una reunión sobre el diálogo interreligioso monástico.
Los organizadores del National Workshop on Christian Unity (EE. UU.) me invitaron a ser "teólogo residente" y orador principal de su conferencia virtual que se llevó a cabo en abril. Realicé tres conferencias sobre el lugar de la hospitalidad (filoxenia, amor al extranjero) en el diálogo ecuménico e interreligioso.
Como editor adjunto de la revista en línea de DIM, Dilatato Corde, sigo dedicando una gran cantidad de tiempo y esfuerzo en traducir y editar material enviado para su publicación, así como a mantener correspondencia con autores y revisores externos de artículos científicos. Además de reflexiones personales e informes sobre actividades interreligiosas de individuos y comisiones regionales de DIM, Dilatato Corde continúa publicando importantes trabajos académicos sobre el diálogo interreligioso a nivel de experiencia y práctica espiritual. En ambos números del volumen 11 (2021), por ejemplo, podrán encontrar "De Deus in adiutorium a Maranatha : Colonialismo y Reforma en el Encuentro Hindú por John Main", de Nicholas Scrimenti, y dos estudios de Fabrice Blée: “Diálogo cristiano-budista: Dimensión profética del diálogo interreligioso monástico” y “La experiencia de Dios en la obra de Panikkar: Elementos epistemológicos para un acercamiento contemporáneo a lo divino”.
Realicé una presentación sobre las dimensiones “convivenciales” del diálogo monástico interreligioso durante un seminario web organizado por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso para los miembros y consultores del PCDI de América del Norte y del Sur del (Pontificio Consejo para el Diálogo Inter-religioso). El seminario web se llevó a cabo el 19 de octubre y fue parte de la preparación del Consejo para la Asamblea General del próximo año, que estará dedicada a la convivencia y el diálogo.
Tengo la esperanza de que mi sucesor, como secretario general de DIM, sea designado en este año 2022 o principios del próximo año. Completaré mi quinto mandato de tres años el 30 de noviembre de 2022, y aunque mi salud es buena y sigo comprometido con la promoción del diálogo interreligioso entre los monjes, creo que es el momento adecuado para un benedictino más joven, apasionado y conocedor del diálogo interreligioso, asuma la dirección de esta importante obra en nombre de la Confederación, un benedictina por otra parte que no sea norteamericano ni europeo.