Profesores Günter Müller-Stewens[1], Markus Muff[2] y Thomas S. Eberle[3]
MONASTERIOS Y ADMINISTRACIÓN
Este artículo, originalmente publicado en una revista de sociología alemana ha sido incluido aquí a instancias del Dr. Thomas S. Eberle, que asistió a la más reciente reunión del Consejo de la AIM. Constituye un eco de la experiencia de las sesiones de Liderazgo, organizadas en la Universidad Benedictina de San Anselmo en Roma desde 2013. Estas sesiones organizadas conforme a un convenio entre la Universidad de Sankt Gallen y el Pontificio Ateneo de San Anselmo, otorgan una aproximación amplia al estado actual de la administración de negocios, de la cual ciertos aspectos se pueden aplicar a la vida monástica.
En septiembre de 2013, en la Universidad Benedictina de San Anselmo en Roma, tuvo lugar algo novedoso: 35 abadesas y abades, prioras y priores, mayordomos y otros monjes y monjas benedictinos de todos los continentes, se reunieron para buscar respuestas a los temas presentados acerca de la administración de los monasterios durante el curso “Liderazgo y la Regla de San Benito”, que fue dictado en cooperación con la Universidad de Sankt Gallen.
El contexto: La comunidad monástica
El quid de la vida monástica que son la búsqueda de Dios, la alabanza, la acción de gracias y la gloria a Dios, no se limitan a la liturgia, sino que son un compromiso permanente que determina el estilo de vida por completo. El culto y la oración diaria deben tener prioridad en un monasterio. La oración abre el corazón de hombres y mujeres a la voluntad de Dios con todas las fuerzas y dones que les han sido entregados. Esto significa que, idealmente, los monjes y las monjas no deben centrarse en sus propias necesidades, deseos e intenciones, sino subordinarse a la voluntad de Dios. Según la Escritura, ¡la voluntad de Dios incluye el bienestar y una buena vida para todos! Siguiendo este principio, los monjes y monjas benedictinas toman en consideración el bien común; se esfuerzan por permanecer libres de intereses individuales y egoísmos de grupo y por evitar la búsqueda de ventajas personales. En circunstancias ideales, los monasterios no son organizaciones centradas en ellas mismas, sino apuntan más bien a combinar su alabanza a Dios con la conformación del orden del mundo, especialmente en el servicio a los más necesitados.
El propósito de los monasterios es el culto y el servicio a los necesitados
Consecuencias de esta misión monástica a nivel operativo y gerencial de la labor de los monasterios
Sobre la base de esta misión, servir a los necesitados, los monasterios durante cientos de años no sólo han construido iglesias, sino que, con la misma intensidad han buscado mejorar la agricultura y las manufacturas, la ciencia y la enseñanza, construido hospitales y orfanatos. En consecuencia, han desarrollado un amplio espectro de actividades culturales, sociales y de caridad, así como económicas. Los benedictinos mantienen diversos tipos de escuelas, empresas dedicadas al arte y las artesanías, granjas, albergues, así como hospederías, imprentas, pisciculturas, etc.
Su misión de servicio a los pobres ha llevado a los monasterios a establecer diversos tipos de empresas
El número de empleados en establecimientos monásticos a menudo excede sustancialmente el número de monjes y monjas. Estas empresas requieren una administración eficiente porque tienen que ser gestionados de forma rentable. Un monasterio no está por maximizar sus beneficios, su objetivo es que tanto la empresa como el monasterio estén financieramente asegurados. Cada generación es responsable de la entrega del monasterio a la próxima generación en un buen estado (también respecto de sus finanzas). Sin embargo, para muchos monasterios esto no es tarea fácil. El aumento de los costos salariales, por ejemplo, debido al cada vez menor número de monjes disponible para las tareas docentes, requiere de maestros externos para remplazarlos, así como los costos de mantención de los edificios convertidos en monumentos protegidos, hace cada vez más difícil lograr esto. Si un monasterio llegara a sufrir una pérdida financiera, implicaría, por ejemplo, la venta de las tierras o incluso de la propiedad.
Las tensiones entre la vida monástica y el libre mercado
Existe una creciente tensión entre los ideales de la vida monástica y las leyes del libre mercado, con las cuales las empresas de una comunidad religiosa tienen que estar alineadas. A menudo hay malentendidos y conflictos de intereses entre la visión monástica del mundo y la realidad económica, que no dan cabida a este punto de vista.
Las actividades seculares de un monasterio no debieran existir desconectadas del mundo monástico; en lugar de eso, el servicio de un monasterio a la humanidad debería estar basado en los ideales cristianos y en la regla benedictina. De acuerdo a san Benito, la actividad empresarial, la organización y la búsqueda de objetivos en la práctica, no deberían concentrar los esfuerzos en aumentar la propiedad monástica, sino principalmente en servir a la humanidad. Sirviendo a las partes interesadas: estudiantes de la escuela, clientes de la tienda, los fieles en la pastoral, etc., y no su propio bienestar, es de primordial importancia. A pesar de la dura realidad de los negocios, se espera que un monasterio, para asegurar la relación de los benedictinos con esta realidad, esté orientado fundamentalmente a la caridad y el amor cristiano.
Historia de los benedictinos
La historia de los benedictinos comienza con Benito de Nursia (480- 547). Con su Regla (RB), creó una base para la comunidad que sigue siendo válida. En la actualidad, cerca de 7.500 monjes benedictinos y 16.500 monjas benedictinas viven en unas 800 comunidades autónomas en todos los continentes; además hay casas y comunidades dependientes más pequeñas. En los últimos años, el número de miembros de la comunidad benedictina en Europa ha disminuido significativamente, mientras en otras partes del mundo, sus comunidades han crecido. Sin embargo, sus aportes y la institución monástica han prevalecido por muchos siglos. Ésta es una historia de éxito que debería ser fomentada.
Por definición, una comunidad monástica es una comunidad religiosa. El trabajo juega un papel significativo en esa comunidad: trabajar es participar de la Creación de Dios. El trabajo está para servir a los necesitados y para remediar la indolencia. Los monasterios benedictinos están obligados a ser en gran parte autosuficientes económicamente. Las actividades económicas de una comunidad monástica deben proveer para su mantención. Además, las ganancias provenientes de este trabajo deben servir para ayudar a los pobres y a los necesitados. Los benedictinos son, por lo tanto, activos no sólo en el campo espiritual y pastoral, sino también en áreas culturales, benéficas, y económicas. Sin embargo, los monasterios no se establecieron como empresas industriales. Los benedictinos no deben anteponer nada a la obra de Dios, ni siquiera el trabajo. La búsqueda de Dios se produce durante la oración y el trabajo, y la lectura de la Escritura alimenta esta búsqueda (‘ora et labora et lege’).
La dura realidad del mundo de los negocios y el ideal de la caridad cristiana, no siempre son fácilmente compatibles
No es un asunto trivial hacerse cargo de administrar estas áreas de conflicto. Se requiere la deliberación, la visión y la honestidad en un mundo secular para conciliar fructíferamente, obedecer a Dios y un nuevo orden mundial, responsable, en términos de servir a la humanidad. Es comprensible que muchas comunidades monásticas experimenten problemas en este sentido. Los resultados de la gestión, así como la comprensión de sí mismo y de la organización demuestran por sí solos este tipo de problemas.
Muchos establecimientos monásticos no están operando de manera rentable. Cada vez es más difícil para los administradores del monasterio mantener su posición en las actividades diarias del negocio. Mientras más en riesgo se encuentre la autosuficiencia económica del monasterio, mayor es el riesgo de que una comunidad se concentre en las actividades económicas.
Sin embargo, a menudo el problema es aún más profundo. Muchos monjes y monjas sufren el desgarro entre dos mundos, cada vez más evidente y crecientemente opuestos y son incapaces de encontrar un equilibrio entre estas zonas de conflicto. Si una ética del trabajo y una forma de pensamiento orientada a la eficiencia, en lugar de la oración y el culto divino, fueran a determinar cada vez más las actividades cotidianas del monasterio, esto podría conducir a una alienación de la vida monástica.
Muchos monjes y monjas sufren el conflicto entre las actividades monásticas diarias espirituales y económicas
Hasta cierto punto, las reglas de las actividades monásticas cotidianas distancian intencionadamente a monjas y monjes del ajetreo normal del mundo. Al mismo tiempo, deben subsistir económicamente a través de las actividades económicas de este mundo, sin tener que renunciar a su deseo de proporcionar un servicio de caridad cristiana. Esta tensión, es decir, el equilibrio precario entre las diversas demandas, puede dar lugar a conflictos, desmotivación y depresión. En algunos casos, ésta podría ser también la razón de adicciones o de abandonar una comunidad monástica.
El desafío de contribuir a la configuración de un orden mundial
Una comunidad monástica necesita orientación específica con respecto a la forma en que debe operar el monasterio y sus empresas de manera rentable. Esto debe basarse en la tradición monástica, manteniendo su identidad espiritual particular.
Muchas comunidades monásticas están tan preocupadas con sus temas de todos los días, que fracasan en la conversión adecuada de los valores cristianos y benedictinos de los conceptos operacionales. Los monjes y monjas podrían aportar de manera constructiva y positiva a la constitución del mundo, con las perspectivas que ofrecen desde sus convicciones cristianas. Sin embargo, con demasiada frecuencia se mantiene una organización que se basa demasiado en los principios jerárquicos, que sustituyen la falta de un enfoque conjunto y responsable en esta aproximación a la configuración del mundo. A menudo se siguen complicados procesos de toma de decisiones. A veces uno se encuentra con un exceso de confianza en la autoridad, así como la delegación en la responsabilidad personal al abad. La concentración del poder asociada puede, dependiendo de la personalidad del abad, en el peor de los casos, convertirse en un riesgo para el monasterio. Se requiere que las habilidades y competencias de los individuos, así como los de la comunidad como un todo, estén fuertemente integradas.
La estructura de organización muy jerárquica de los monasterios plantea un riesgo financiero
En vista de las áreas de conflicto expuestas más arriba, un curso para monjes y monjas debería incluir específicamente este aporte en la formación del orden mundial. Además, no deberíamos ser ingenuos con respecto a la situación actual y las opciones para la acción. En el mundo occidental, uno tiende a enfrentarse con una disminución en el número de nuevos integrantes de la comunidad, lo que hace que el trabajo se distribuya entre un número de miembros cada vez menor. En algunos monasterios, los nuevos miembros pueden no necesariamente estar disponibles para trabajar en este contexto de la comunidad monástica. Muchos parecen querer distanciarse de la sociedad para consagrarse principalmente a una vida de contemplación.
Es necesario dar más recursos a los responsables dentro del monasterio y facilitar la participación de todos
El objetivo del curso es capacitar y educar a esos responsables con el fin de centrar su atención en el futuro del monasterio, tomando en cuenta el conocimiento del patrimonio histórico. Las dudas y la melancolía no son apropiadas en este caso. Estos responsables deberían también ser capaces de dar esperanza en circunstancias de dificultad. Si se sienten abrumados por las tareas que les corresponden, es vital reforzarles la conciencia de que no están solos en esto. Permanecer autocríticos, abiertos y dinámicos, esto también se aplica crecientemente a las comunidades monásticas. Las tradiciones valiosas por lo general sólo pueden mantenerse a través del cambio y la modernización.
En la práctica
Aunque no existen panaceas para la gestión de los monasterios, hay una serie de desafíos que enfrentan la mayoría de éstos:
• Fomentar más los aspectos comunitarios con el fin de llegar a una comprensión compartida de los aspectos claves para el desarrollo futuro.
• Profesionalizar las empresas monásticas, sistemas y procedimientos, lo que a su vez, y en algunos lugares, crea más tiempo libre para la contemplación.
• La resistencia al cambio se justifica a menudo sobre la base de reglas monásticas. Sin embargo, una mirada más cercana, a menudo proporciona mayor libertad de acción de la que se supone en algunos lugares. Es esencial hacer un buen uso de este margen de maniobra.
• Más que nunca, la base de valores, la identidad y la historia del monasterio deberían ser utilizados como elemento de diferenciación positiva en los mercados en que un monasterio actúa.
Método de enseñanza: objetivos y estructura
Cada una de las partes consideran este curso como un experimento, ya que plantea muchas preguntas: ¿Tiene sentido la cooperación con una escuela de negocios? ¿Pueden conceptos enseñados en las escuelas de negocios hacer una contribución importante a la gestión de los monasterios? ¿No es el sistema de valores de una escuela de negocios diametralmente opuesto al de una orden religiosa? ¿No es peligroso para una orden religiosa, caracterizada por la Doctrina Social de la Iglesia, que en ella influya una forma de gestión comprometida con los valores basados en el mercado? ¿Es una universidad filosófica-teológica el lugar adecuado para un evento en que se enseñan las herramientas de gestión? ¿Será posible encontrar un lenguaje común a la luz de los vocabularios divergentes de las dos partes? Teniendo en cuenta los diferentes contextos en los que operan, ¿hay entre los participantes venidos de todo el mundo suficientes puntos en común?
Los participantes se situaron de manera muy crítica y con desafíos específicos con respecto a esta tarea. No obstante, se consideró que en vista de la evolución actual de muchos monasterios, algo había que hacer, y tomar algunos riesgos. Desde el principio, el Abad Primado apoyó el proyecto de todo corazón.
Los profesores de la Universidad de Sankt Gallen no tenían experiencia específica del funcionamiento de los monasterios. Los monjes y monjas benedictinas dejaron rápidamente en claro a los profesores que la escasa literatura sobre este tema en las ciencias de la administración, no era de mucha utilidad. Hay, por supuesto, numerosas publicaciones de autores benedictinos sobre la aplicación de la Regla de San Benito a las empresas. Pero en este caso, era otra la dirección requerida. La tarea era: ¿Cómo puede de manera útil aplicarse en los monasterios el conocimiento secular de las ciencias de la administración, combinado con el conocimiento de la regla monástica de San Benito y la Doctrina Social de la Iglesia?
Se trabajó en forma interdisciplinaria, los módulos del curso se organizaron en conjunto: así un representante de los benedictinos y un representante de la Universidad de Sankt Gallen diseñaron conjuntamente y moderaron los cuatro módulos del curso: Estrategia, Liderazgo, Organización y Gestión de Proyectos. Además de transmitir el contenido, uno de los objetivos esenciales del curso fue proporcionar a los participantes una plataforma, en que pudieran presentar en la discusión experiencias propias de gestión y desafíos. Las personas a cargo dirigieron a los participantes a un intercambio, que podría también servir de inspiración en las comunidades a su regreso.
Supuestos
Las ciencias de la administración no están exentas de valores. Los marcos de referencia que ellas desarrollan pueden estar ligados a diferentes sistemas normativos. Éste fue el caso de atreverse a experimentar con la combinación de los conocimientos de gestión, la enseñanza social de la Iglesia y la Regla de San Benito.
Era necesario combinar la gestión orientada al mercado con el sistema de valores monástico
Otra hipótesis es que los desafíos de la mayoría de los organismos son similares: en los monasterios hay también conflictos que deben ser manejados, tabúes que necesitan ser cuestionados, proyectos a realizar, etc. Está también el tema de un estilo de gestión apropiado: ¿Debe ser solamente discutido por la jerarquía monástica, o mediante una participación importante de los miembros? Y, ¿qué pasa con responsabilizar a la generación más joven? Etc.
El supuesto y la exigencia básicos de los organizadores fueron finalmente que las actividades de la comunidad monástica se convirtieran, cada vez más, en una rutina, sistemática y predecible. Entonces habría más tranquilidad y tiempo disponible para la vida monástica real. La comunidad y sus miembros, siempre encontrarán un mejor equilibrio interno. Se encontrarán modos y maneras que, con la ayuda de las reglas, normas y valores cristianos, enriquecerán las actividades económicas aún más.
Reavivar el fuego
Luego en los talleres dirigidos a la aplicación de los contenidos teóricos, los monasterios representados en el curso fueron la materia. Es allí donde pudieron verificar la utilidad de lo aprendido en función de sus contextos particulares, asimismo recogieron y evaluaron las observaciones acerca del cómo utilizar los conocimiento en gestión. La diversidad de los monasterios representados en el curso fue significativa. Sin embargo, haremos un intento por resumir los desafíos claves para las comunidades de la orden religiosa.
1. Reavivar el fuego benedictino
Como resultado de las difíciles circunstancias en que muchos monasterios se encuentran, estas comunidades experimentan una sensación parcial de fracaso. Se requiere creatividad para detectar este estado de ánimo predominante. Las comunidades monásticas necesitan generar un impulso positivo con el fin de desplegar los recursos disponibles de manera creativa, orientada al futuro, y de acuerdo con su misión. Especialmente los miembros jóvenes de la Orden necesitan un refuerzo de ánimo positivo.
2. La superación del individualismo
Independientemente de los tiempos de oración de los monasterios, se deberían encontrar maneras de nutrir los aspectos comunitarios. Podríamos comenzar, por ejemplo, por desarrollar una visión y una estrategia común que se adapte bien al contexto. Tener más vida de comunidad permite el intercambio de información relevante y un aumento de la transparencia.
3. Utilización de los grados de libertad existentes
En una comunidad religiosa hay muchas reglas, normas y tabúes que impiden poner en práctica los cambios necesarios. Sin embargo, llama la atención que un buen número de limitaciones se interpreta de manera más estricta de lo necesario. La Regla de San Benito, probablemente, presenta en mayor grado de libertad de lo que se asume. Por ejemplo, un monasterio ha perdido novicios porque tenían prohibido usar ropa deportiva para el ejercicio. Se necesita coraje y determinación para cuestionar las reglas no fundamentales y superarlas.
4. Tratar más visiblemente con el mundo exterior
Los debates se centraron principalmente en el mundo interno, propio de cada uno. Ejemplos de temas fueron hermanos y hermanas obstinados, la diversidad de intereses, etc. Los principales cambios que están teniendo lugar en el entorno monástico influenciándolo, fueron fuerte y sistemáticamente discutidos en términos de sus alcances: ¿Cuáles son los impactos esperados de tendencias, como el “envejecimiento de la sociedad”, “el cambio de valores” y el rápido desarrollo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones y la forma en que podemos responder a esto? La espiritualidad no debería estar cerrada a la realidad de nuestro mundo.
5. Abordar los temas no resueltos con el futuro en mente
Muchos de los desafíos, tales como el papel de las monjas de la Orden y el empoderamiento de la siguiente generación han sido durante mucho tiempo deliberadamente dejados para más adelante. Con infinita paciencia y fe en Dios, las órdenes monásticas han pospuesto regularmente hacerse cargo de estos temas. Si no prestamos atención a estos desafíos, serán un freno al desarrollo de la comunidad entera.
6. Profesionalización de los sistemas y procedimientos
El enfoque de los problemas de gestión a menudo se reduce al tema del estilo de gestión. No obstante, la eficacia de sistemas y procedimientos no es menos importante. Esto afecta, por ejemplo, a un sistema de información verdaderamente significativo sobre la situación financiera de un monasterio, que se requiere tanto para el control interno, como para la cooperación con los benefactores cuyas fundaciones requieren un alto grado de profesionalismo. Otro ejemplo son estructuras y rutinas organizacionales confiables, que pueden ser un alivio para los involucrados.
7. Utilización del potencial de diferenciación
El sistema de valores, la identidad y la historia compartidas de una comunidad religiosa le otorgan un potencial único para diferenciarse. Esto es cierto no sólo en términos espirituales, en los que es importante conocer la voluntad de Dios y seguirla, sino también en las relaciones del monasterio con grupos de interés externos. El amor a los demás seres humanos acepta estas relaciones humildemente y como una cuestión de vida, es preciosa y contribuye a la diferenciación de los servicios monásticos.
Todos los monasterios son, por supuesto, diferentes y no hay recetas generales para el manejo de los diversos retos. Cada caso debe ser analizado cuidadosamente antes de actuar. Hoy en día, las comunidades religiosas se enfrentan a grandes desafíos de desarrollo que están relacionados con la capacidad de sus miembros para cambiar. Necesitan de las habilidades para hacerlo, pero también la esperanza fundamentada de que hay un camino abierto. Los monasterios tienen que transmitir esta esperanza.
[1] Profesor Dr. Günter Müller-Stewens, Director del Institute of Business Management, Universidad de Sankt Gallen.
[2] Diplomado en Teología Markus Muff, Director de Desarrollo para Europa, Universidad Benedictina San Anselmo, Roma
[3] Profesor Dr. Thomas S. Eberle, Co-líder del seminario de sociología, Universidad de Sankt Gallen. Este artículo ha sido publicado en Günter Müller-Stewens, Markus Muff, Thomas Eberle, (2014): Management von Klöstern: Ein Erfahrungsbericht, in: en Zeitschrift Führung + Organisation, 83 (3), S. 184-189.